Nadie duda de la calidad de Nico Ibáñez. Ni de la garantía de gol que significa su presencia en la cancha. Por lo tanto, los aficionados del Club Tigres le dan una cálida bienvenida. Pero hay que advertir que la directiva soltó un buen billetazo para adquirir su carta de transferencia. Y lo mismo hizo con Gorriarán. Así es que tal desembolso no hace saber que el que tiene dinero en el futbol mundial, es capaz de encandilar a los suyos con el sueño de otro campeonato de liga. Lo cual no está nada mal, pues así se comportan los equipos que aspiran a trascender en cualquier tabla de posiciones. Pero hay otro ángulo que debemos analizar.
Sí, hay mucha lana en las arcas de los clubes que suman títulos. Empecemos por el Real Madrid. ¿Entonces no hay problema de que en sus filas, ahora mismo, tenga mayoría de extranjeros de los mejor pagados en todo el orbe? ¿Y el PSG, apoyado por los euros desembolsados desde Qatar? ¿Y los cuadros abrillantados por el oro de Premier League o los de Italia? Sí, nada es ilegal, pero sí un inmoral desde el punto de vista de la igualdad en la competencia y por dejar fuera a futbolistas nacionales que aspiran a enrolarse en un buen cuadro, sin tantos sobresaltos en su carrera profesional.
Así es que la bienvenida a Nico Sánchez y a Fernando Gorriarán la aunamos a un cuestionamiento formal a la directiva de Tigres: ¿los canteranos tendrán su oportunidad también, en medio de tanto glamour con estos nombres de un poderoso goleador argentino y un artista uruguayo en el maejo del balón? ¿Han pensado en quedar bien con la afición auriazul para no dejar de ilusionarse con otro gallardete e, igualmente, hay planes para que un mexicano explore un sitio aquí y consiga llegar a la selección mexicana? Porque es ahí donde duele. Duele que las inversiones cuantiosas reafirmen la esencia de un torneo que es ganar y ganar, pero no salpiquen a las fuerzas inferiores para proyectar a muchos jóvenes con cualidades extraordinarias que, puliéndolas día a día y fogueándose en el torneo poco a poco, den los frutos anhelados como en un buen tiempo lo hizo Pumas y hoy mismo Pachuca ha puesto el ejemplo en este renglón.
Sin embargo, el comentario va enfocado, asimismo, a la planeación del Club Tigres de construir un buen centro de entrenamiento, de lo más moderno y con instalaciones de un nivel acorde con la categoría de Tigres, según el nuevo director técnico Diego Cocca, quien de hecho secunda en este esfuerzo a su colega Miguel “El Piojo” Herrera. Ni quien le ponga peros al proyecto. Vale la pena. Como vale la pena hacer extensivo el propósito de tener lo mejor de lo mejor en el campo donde se preparan los chicos de las fuerzas inferiores y que representan la semilla que algún día será una realidad, si se la atiende como se debe en sus necesidades. Está bien que el Club Tigres se abstenga de trabajar en su “cueva” en Zuazua, por la ¿lejanía? y más por la inseguridad que reina en la zona. Está bien que hay espacio de sobra que no se puede utilizar en estas fechas. Por tanto, hay que prever recursos que alcancen para el primer equipo y los demás, sea como sea, sin olvidar a Tigres Femenil, desde luego que sigue brillando con luz propia.
Y que traigan a cuanto fenómeno deportivo aporte caudal de beneficios dentro y fuera de la cancha como Nico Ibáñez y Fernando Gorriarán, imitando al supremo eje del ataque felino André Pierre Gignac, así como el porterazo Nahuel Guzmán y el fino mediocampista Pizarro, entre otros extranjeros de excelencia, y quienes no tienen comparación con otros que han venido de turistas y a batallar para adaptarse bien a bien, a costa de desplazar a los nuestros que ya están maduros futbolísticamente y no son tomados en cuenta como se debe. La inversión es bienvenida, igual que reciben la bienvenida quienes se benefician de ella. Sí. Pero no se olviden de los de esta tierra y sus sueños profesionales.