“Aguantamos muchísimas cosas, muchísimos insultos, nos tildaron de todo, menos de mujeres”, dice.
Habla una de las pioneras del futbol femenil en Nuevo León y en México.
Ella, junto a otras heroínas, en el equipo Rayadas, que patrocinó el Club de Futbol Monterrey, primero en la época de Jorge Lankenau, y luego en FEMSA, lucharon porque el futbol femenil avanzara.
Este 8 de marzo, el Día de la Internacional de la Mujer se celebra en todo el mundo, con los avances que han tenido los derechos de la mujer. En el futbol no es la excepción.
En ese contexto, el lunes pasado la Selección Mexicana dio un paso gigante, al vencer con autoridad a Estados Unidos, 2-0, para avanzar a los Cuartos de Final de la Copa Oro, donde eliminaron 3-2 a Paraguay.
De la mano del español, Pedro López, el rostro del Tri femenil cambió de manera radical, respecto a lo que vimos en el Pre Mundial que se celebró en julio del 2022.
La generación comandada por Jackie Ovalle, Karla Nieto, Rebeca Bernal, Mayra Pelayo y María Sánchez, están llevando el juego a otro nivel, con la promesa de colocarlo en un estatus al que quizá ni si quiera ha accedido el futbol varonil.
Este miércoles, la Selección Mexicana se medirá a Brasil, por el boleto a los Cuartos de Final.
Hoy los estadios que lucen llenos para una Final de la Liga MX femenil, y las jugadoras han alcanzado una enorme popularidad.
Pero en la década de los 90, y no se diga en los 80 y 70, las cosas eran totalmente distintas, en donde los prejuicios reinaban en el ambiente.
“Hubo gran obstáculos, el mío, principalmente fue el permiso de mi padre no aceptaba que jugara, nunca aceptó, yo tenía que jugar a escondidas, porque él era negado, porque decía que el deporte, cualquiera que fuera, era para los hombres, no para las mujeres”, relata Blanca, también ex entrenadora de la Selección femenil de Nuevo León.
Hoy Blanca se siente contenta de ver que los prejuicios se han derribado y que los frutos del esfuerzo de aquellos año, cambiaron el horizonte.
“La sociedad nos veía muy mal, los tiempos de nosotros eran muy difíciles, con una mujer pateando balones, de marimachas no nos bajaban, era muy poca gente que nos iba a ver. Hoy, tanta niña jugando, y sobre todo, tantos padres apoyando, eso me encanta, porque antes esos mismos padres nos decían de todo, nos insultaban, porque no querían ver a sus hijas en una cancha, hoy las aceptan, las promueven y las llevan, y ver que en el estadio cada día hay más chicos fans, galanes que van a ver a las chicas, es muy halagador”, agrega Blanca, casada y madre de familia.
Este 8 de marzo hay mucho por celebrar en el futbol femenil… y lo que sigue.