Nos escucharemos muy hojaldres, pero la verdad es que no nos alcanza para más, Checo Pérez y su terco tercer lugar, no pasa de ahí; y Carlos Ortíz, feliz por su segundo sitio en los verdes de Mayacoba, detrás del noruego Hovland: ¿El Turco Ancer?, él se conformó con el séptimo.
¡Están en casa señores! no nos hinchen las pelotas, si no es ahora ¿cuándo diablos? México creo en ti, pero a ver para cuando, puros segundos y terceros, aún en competencias en su propio país, donde la pista y los campos, se los saben al dedillo y donde ensayan muchas veces más, muchas más que los rivales europeos u otros de más lejos.
estos dos deportes elitistas (autos y golf), también nos queda grabado que los nuestros están como la liga mexicle de pambol, o sea, ahí pa´l montón, solo para ganarle a los tercermundistas como nosotros. ¡Pero no más!
Las carreras de autos, como lo de la pelotita, el palito y el hoyito -a diferencia del grupal empiojamiento que significa el fútbol soccer-, se trata de dos deportes de competencia individual, dónde es uno mismo y su habilidad, su calidad.
Alguien dirá que en los carros trabaja un equipo en el bólido, sí, pero la confianza es en un solo man. Y se trata de ganar la carrera, las más posibles de ellas, gracias a la destreza de ese pelado al volante.
Si el equipo o la escudería es “pobre” (¡Pamplinas! no hay un team con carencias), entonces ¿Para qué competir, si nunca le vas a poder ganar a los poderosísimos de arriba? Y no es pobre, tanto que el coequipero de Sergio Pérez ganó este domingo en México.
Créanos que nunca nadie se va acordar del que quedó atrás del ganador, esos no pasan a la historia, ni lo hace ídolos el pueblo, ni son ejemplos a seguir.
Los segundos lugares no están en la historia, ni en los libros, o bien, no en la mente del público amante a tal o cual deporte.
México sea mantenido con un ídolo de las carreras de autos, con un Pedro Rodríguez, (solo dos míseros triunfos en la F1, cuando que el argentino Juan Manuel Fangio consiguió 5 títulos de toda la temporada, una quintilla de veces fue el mejor del serial de todo ese respectivo año y en otras dos temporadas, quedó en segundo, hablamos de temporadas completas, no de una y otra simple carrera ganada). De los dos cariocas y triples campeones mundiales, tanto Ayrton Senna Da Silva, como de Nelson Piquet, mejor ni hablemos.
“The winner takes it all” (El ganador se lleva todo) ¿Recuerdan esa canción del grupo sueco Abba, allá por los 70?
Los aficionados -que no fanáticos- mexicanos, no queremos ver más a los nuestros en los peldaños de abajo, en los lugares del “ya merito”, ya nos toca verlos arriba, ganadores, esa película de segundones ya nos la sabemos al dedillo, la hemos visto eternamente entre atletas, deportistas, competidores y jugadores de México (con sus muy honrosas y esporádicas excepciones).
Se necesita hambre y aguacates, como los de nuestros verdaderos boxeadores Sal Sánchez (el mejor de todos), Finito López, Carlos Zarate, Ratón Macías, Marco Barrera, La Chiquita González, Juanma Márquez, Pipino Cuevas, El Terrible Morales, Lupe Pintor y el entonces limpio, sobrio y pobre JC Chávez, solo ellos partiéndose la progenitora por ellos mismos y por su family.
De los demás, en cualquier disciplina, ya vimos que todos son lo mismo, ahí nada más haciendo como que hacen, sin llegar a más, sin subir a la cima.
De los deportes “ricos”, ni que esperar, si los batos y morras viven en la cierta comodidad, (salvo la tapatía Lorena Ochoa, que esa sí le echó ganas y escaló a lo máximo por ocho años). Pero es lamentable lo de ahora, cuando que antes éramos monstruos en las competencias individuales, como pugilismo, karate, tae kwon do, caminata, clavados, maratones y medios maratones, hoy los nuestros no son más nada, ya no más en nada.
LOS ESPECIALES
¡Uppsss! Perdón señoritas y señores paralímpicos, ustedes sí que se cocinan aparte, nos ponemos de pie, ya que sus dermis, epidermis y mentalidad, son de otra materia, muy escasa en México.
Lo suyo de “no ser deportistas enteros o completos”, está en otra cosecha, en un costal diferente, ustedes no son de esta generalidad de mediocres, por eso es que no los incluimos en los párrafos anteriores.
La grey azteca del deporte calificado como especial (reverendos imbéciles quienes les dicen no enteros o incompletos), merece mención aparte. Resulta una grosería de cualquiera que los mezcle con estos mediocres “sanos”, “plenos”, “fuertes”, “firmes”, “enteros”, “completos” y a cabalidad.
¡Ah por cierto! y hablando de medianías, se viene el repechaje pambolero y mediocre futbol soccer mexicano.
Un deporte tan malo que el trofeo a campeón goleador tiene que repartirse entre dos, empatados a míseros nueve tantos en 17 juegos, (cuando que solito el guaraní José Saturnino Cardozo, en un solo torneo de estos de los “chiquitos” o de casi solo medio año, anotó 29 pepinos y no los miserables nueve del tigre “Diente” López o la misma suma del potosino Germán Berterame).
Ya nos vamos porque no queremos hacer coraje con nuestra enfermiza afición -que no fanatismo- a la dizque competencia de mexicanos en lo que sea que se llame deporte o disciplina atlética.