¿Quién es el número 10 de las Chivas?
¿Quién es el orquestador, el que marca la pauta, el camino, los tiempos, la pausa y el ritmo en el Chiverío?
Alguna vez tuvieron a uno que se llamaba Raúl “Willy” Gómez, y otro como Benjamín Galindo, tal vez el mejor de la historia rojiblanca. En otro tiempo estaba Adolfo Bautista y más recientemente Javier Eduardo López, alias “La Chofis”… y paremos de contar.
Debió haber otros, pero no los recuerdo. Recientemente pensamos que Víctor “Pocho” Guzmán podría asumir ese rol. Y no. Trae unas muy severas broncas personales que le han impedido siquiera jugar en un nivel aceptable.
Alexis Vega jamás pudo con lo que pesa ese número en la espalda. Hoy, Alvarado, el Nene Beltrán, el Oso González, Pavel Pérez o Érick Gutiérrez no tienen las condiciones necesarias y suficientes para considerarse el orquestador del Rebaño.
Excepto Alvarado, los otros cuatro tienen condiciones defensivas. A los entrenadores actuales no les importa mucho no tener un 10.
Y luego se dan cuenta que el que tiene el Toluca, con el 10 en la espalda, jugando de enganche, dirigiendo los controles en el cuarto de máquinas y pisando el área, lo tenían ahí en Chivas de lateral… ¡suplente!
Jesús Ricardo Angulo, el Canelo, ha aprovechado la oportunidad que le dio Nacho Ambriz en los Diablos para mostrar su fútbol.
A los técnicos como el de Chivas (uno de los conspiradores para correr a Basile de la selección argentina para poner a Diego, porque ponían a jugar a Mascherano y no a él) les gusta que sus mediocampistas metan, corran, vayan y vengan, y que lleven la pelota a la otra portería a patadas, o como puedan… pero no les gusta tener un jugador que piense y ponga orden en la ofensiva, y mientras, las Chivas sufren porque no tienen un 10 y el Toluca, que encabeza junto con América la clasificación, sí tiene uno, que ellos no quisieron.
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Los Rayados hicieron una vez más levantar una ceja a sus seguidores. Ponerle una repasada al asilo de Beckham y empatarle con el rosario en la mano a Tigres ya pasó. Los hizo felices una semana, pero ya pasó. Rayados lleva cuatro juegos en fila de Liga sin ganar.
Y lo peor es que ya se dieron cuenta que no es tan cierto eso de que Monterrey tiene la mejor banca de la competencia. Si no son los titulares, los suplentes, no la levantan. Ahora, si no les importa la Liga que le digan a la gente que van a poner todas las canicas en la apuesta de la Concachafa para que dejen de ir al estadio, si van a seguir con sus numeritos.
Y eso de jugar con 10 es dar ventajas. contra León. Todo el partido jugaron así… y con Gallardo.
Si alguien lo duda, que le pida a sus estadígrafos (suponiendo que los tengan) cuántos balones disputó, cuántos ganó, cuántos entregó bien, cuántos balones robó, cuántos pases correctos e incorrectos dio, cuántas veces centró bien… y se darán cuenta de qué hablamos.
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Y los Tigres, dieron una noche maravillosa a sus seguidores con un Marcelito Flores inspirado que encontró el arco tres veces, además de una asistencia… o dos, si le cuentan el toque previo para el gol de Herrera.
Lo triste de la noche fue las ovaciones para el arquero argentino que castigaron por marrullero, tramposo e hijo de su mal dormir.
Es una pena que haya hecho eso la gente, que en teoría es una gran afición, pero enseñan el cobre y lo corriente que son –como el tipo orinando en un vaso para mojar a los seguidores rayados– y validan con su apoyo una conducta de un tipo naco ordinario, ventajoso y marrullero como es el arquero de los felinos.
Qué pena me dan…