En la actualidad contamos con un gran porcentaje de futbolistas que debutan y terminan siendo portadores de la playera tricolor incluso, sin haber demostrado constancia en su club.
Eran otras ambiciones. Aquellos jugadores que desarrollaron sus carreras con múltiples obstáculos, que tenían el sueño en debutar, hacer historia en su club, llegar a la Selección y conseguir su transferencia al fútbol europeo.
Hoy en día los juveniles mexicanos solamente están esperando firmar un jugoso contrato obtenido por sus promotores y/o representantes que les garantice sus finanzas en los primeros años como “profesional” de la pelota. Son reiterativos con la frase: quiero estar en Europa.
Pero: ¿cuál es el verdadero proceso para debutar a una joven promesa?, ¿mentalmente están listos para debutar?
Los jugadores que en su mayoría vienen construyendo sus sueños desde las fuerzas básicas de su club, logran destacar del resto de sus compañeros con tres o cuatro partidos en Primera División.
Los aficionados, los trending topic en Twitter, medios, comentaristas y cronistas de este bello deporte, los engrandecemos con muy poco y los postulamos como un diamante en bruto a nivel Selección.
En pocos casos, muy pocos, no mentimos. Soñamos con un ver a un joven con el talento similar a Maradona o Messi, o con el profesionalismo y la dedicación de Cristiano Ronaldo.
Nuestro fútbol, nuestra liga, nuestra Selección, se han convertido en un escenario de batallas de ego y salarios entre los promotores, directores técnicos e intereses de cada club. Siempre pensando más en la mercadotecnia que en el crecimiento profesional del futbolista.
En un futuro, que espero sea pronto, debemos replantear el proceso futbolístico de un joven con aspiraciones de llegar a ser jugador profesional que pueda ser figura y, sobre todo, el principal ejemplo para muchos niños y jóvenes que busquen seguir sus pasos el día de mañana.