En el partido Tigres contra Atlético San Luis podríamos aplicar dos dichos populares que ya hemos mencionado anteriormente en esta Regla 5 para ustedes. Primero el dicho por Don Fernando Marcos cuando señalaba “el último minuto también tiene 60 segundos” aplicable al San Luis; o éste otro, dicho por el cátcher de los Yankees de Nueva York, Yogi Berra “esto no se acaba hasta que se acaba”, aplicable a los Tigres.
Usted, amable lector, cómo se explicaría que un equipo con más de 60 minutos con un jugador más que su adversario, no haya encontrado la manera o el futbol, para superar a su rival y finalmente terminar perdiendo el partido por la mínima diferencia . ¿Falta de calidad futbolística, conformismo, o qué otra cosa?
Por el lado opuesto, un equipo con una madurez futbolística muy grande, con jugadores de mucho oficio que sabe aprovechar hasta el último segundo de un partido con tal de sacar el triunfo.
Pero lo realmente importante y que posiblemente pocos, o muy pocos, se dieron cuenta, fue que en este partido se utilizaron “cuatro ventanas” para realizar cambios, una más que las tres autorizadas por las reglas de juego.
En la regla 3 (Los jugadores) se establece el número de sustituciones o cambios que se permiten en un juego, siendo un máximo de cinco, mismos que puede realizar un equipo en cualquier momento del juego, incluso en el descanso, previo al inicio del segundo tiempo o durante el transcurso del partido, en tres oportunidades, lo que se le conoce como “ventanas”.
Pero también la FIFA autoriza sustituciones adicionales en caso de conmoción cerebral siempre que el reglamento de competencia lo permita y en este partido se dio ese caso cuándo el jugador visitante Óscar Marín resulta con un golpe en la cabeza y al ser revisado por el médico de campo, se determina aplicar el protocolo de conmoción y ya no dejarlo participar más, motivo por el cual se abre “una ventana más”, y se autoriza la sustitución del jugador lesionado.
Esta situación es notificada al técnico del equipo Tigres para autorizarle, si lo considera necesario, realice un cambio más. Esto, por reglamento; y el técnico felino, después del gol de Gorriarán, lo saca del partido para que reciba el aplauso de los aficionados. ¿Necesidad de hacer el cambio?, no lo había, pero…
Ahora bien, existe mucha gente con micrófono (árbitros de oídas) que “escuchan cantar el gallo”, pero no sabe ni dónde, ni por qué. Resulta que hasta inventaron “la tarjeta azul”, que no existe en las reglas de juego, y que se refería a que un jugador que cometía una falta que no era para amonestación ni para expulsión, saliera de la cancha por 10 minutos para tranquilizarse, misma que FIFA no autorizó. Pero “los árbitros de oídas” ya la utilizaron en el Protocolo de conmoción.
A ellos son a los que hay que aplicarles el protocolo de conmoción. Solución simple, ¿no saben? Pregúntenle a los que si saben. Nos leemos en la próxima.