Apenas estamos disfrutando de Roland Garros y Wimbledon ya está desde hace días en el ojo del huracán.
Sin duda que el Grand Slam londinense se ha caracterizado por tomar decisiones trascendentales como la ya tradicional regla de que los tenistas sólo pueden usar el color blanco en su vestimenta.
Más recientemente, acaban de anunciar que a partir de este año prescindirán de los términos “Mrs” (señora) o “Miss” (señorita) que empleaban tradicionalmente en su lista de campeonas, que se utilizaban desde 1877.
Esta modificación responde al deseo de los organizadores de darle un tinte progresista al torneo, el más longevo y tradicional de los cuatro grandes del año.
Pero esta decisión palidece frente a la que tomaron hace varias semanas y que mantiene al mundo del tenis en un intenso debate, y fue la de no permitir jugar este año a tenistas rusos y bielorrusos en las canchas del All England Club, todo a causa de la invasión de Rusia a Ucrania.
Este veto trajo como consecuencia que tanto la ATP como la WTA eliminaran el reparto de puntos para el ranking mundial, ya que los circuitos varonil y femenil consideran que no se está cumpliendo con el principio de no discriminación que ambos han pregonado siempre.
A causa de la guerra, los organismos del tenis también han tomado medidas como suspender a los equipos rusos y bielorrusos de la Copa Davis y la Copa Billie Jean King, aunque la ATP y la WTA permiten a los tenistas de ambos países competir en el circuito, solo a título individual y sin bandera.
Sin embargo, Wimbledon fue más lejos, ya que se trata de una sanción que penaliza a deportistas a nivel individual, a pesar de que algunos de ellos, como el ruso Andrey Rublev, se han manifestado en contra de la guerra.
Esto ha provocado que se formen dos bandos, por un lado están tenistas como Novak Djokovic y Rafael Nadal que calificaron como una locura y algo injusto el veto.
Pero del otro lado hay personajes como los ex tenistas ucranianos Sergiy Stakhovsky y Alexandr Dolgopolov, que han respaldado la decisión de Wimbledon de impedir la participación de tenistas rusos argumentando el sufrimiento que están viviendo sus paisanos.
Wimbledon asegura que ha tomado la decisión siguiendo las recomendaciones del Gobierno británico y con el fin de evitar que cualquier éxito deportivo sea utilizado por la máquina de propaganda del régimen ruso.
Todo esto podría convertir al torneo más representativo de tenis a nivel mundial en una simple exhibición de partidos que iniciaría el 27 de julio tal vez sin algunos de los mejores jugadores del momento.
Este escenario ha provocado algunas comparaciones con la mayor huelga de la Era Abierta del tenis, ocurrida en Wimbledon en 1973 cuando 13 de los 16 mejores tenistas masculinos y 81 en total no participaron en solidaridad con una sanción que había recibido el croata Niki Pilic por negarse a jugar la Copa Davis con Yugoslavia.