Es común, y hasta amarillista casi tirándole a pesimismo, que en los días previos al inicio de unos Juegos Olímpicos surjan un sinfín de noticias que hacen ver desorganización del anfitrión, temores, políticas públicas deficientes y una serie de situaciones que pueden provocar desánimo.
Es lo mismo que está sucediendo con París 2024, que tendrá los Juegos de trigésima tercera Olimpiada de la Era Moderna entre el 26 del presente y el 11 de agosto.
Los franceses pudieran sentirse perturbados por tanto señalamiento surgido en los albores de los Juegos, a pesar de ser distinguidísimos en asuntos de organización deportiva, y si no ahí están como prueba el Tour de Francia con sus 111 años de historia o el Roland Garros de tenis nacido en 1891.
Los cuestionamientos a la Ciudad Luz son casi igual que los infundados a Río 2016, donde se dijo, y fue cierto, que la calidad del agua de playas que se usaron en diferentes eventos era impropia o sobre la inseguridad, que lo mismo aqueja a toda gran urbe del mundo.
Y a diario brotaban noticias sobre estos y otros asuntos, como que las instalaciones iban atrasadas en su construcción o la vil corrupción dentro de la organización de los Juegos, cosas tan comunes en Brasil como en todo Latinoamérica.
Sin embargo, la organización respondió eficazmente a todo ello: las pruebas en mar se realizaron y la inseguridad, al menos durante los Juegos, fue mucho menor; en lo personal no vi ningún acto delictivo durante mi estancia.
Ahora para París 2024 es lo mismo: que el agua del Río Sena está sucia, que la inseguridad está desbordándose y que la calidad del aire, no solo en el entorno de la Villa Olímpica, sino en todas las sedes de competencia, es muy grave.
Yo confío en la capacidad de los franceses, una porque son conscientes de la responsabilidad que tienen en todos los renglones de la organización de los Juegos, y otra, porque tienen dinero suficiente para corregir cualquier falla.
El Sena acogerá el nado del triatlón los días 30 y 31 del presente, y el nado en aguas abiertas los días 8 y 9 de agosto. En diez años París ha invertido mil 400 millones de euros en mantener saneado el emblemático río.
Lluvias de semanas anteriores acarrearon basuras de diferentes poblaciones, aparte de las que bajan de París, que ya es bastante, y es normal que el río vuelva a ensuciarse: gente obsesiva que todo el tiempo quiere tenerlo limpio, como si así tuviéramos nuestras casas, que las arreglamos solo cuando vamos a tener visita.
En estos días, políticas francesas, ya sabemos que, como aquí, hay que lucirse con las obras buenas y buscar la foto, pues se echaron al agua del Sena para dejar evidencia de que el fluido cumple con las normas.
Amelie Oudea-Castera, Ministra de Deportes de Francia, y Anne Hidalgo, Alcaldesa de París, en días diferentes ya que son opuestas en política, se enfundaron en sus trajes y chapotearon por un momento en las aguas del Sena, que sí, efectivamente, días atrás habían presentado niveles muy superiores de diversas bacterias.
Esa iniciativa de la organización, de utilizar el Sena para pruebas olímpicas, despertó el interés de la población y el municipio ya tiene el plan de construir tres balnearios el próximo año y romper con ello la prohibición de nadar ahí, misma que llegará a un siglo.
En el renglón de la inseguridad, pues sí, se dan casos como en toda gran ciudad. Recientemente un ciudadano congolés naturalizado francés hirió con un cuchillo, por la espalda, a un policía.
Ante la importancia del evento mucha policía civil y militar estará vigilando, lo que deberá desalentar a todo tipo de delincuente, como sucedió en Río 2016 con el bloqueo de favelas, de donde surge mucha violencia brasileira.
En París habrá 45 mil policías en las calles más 18 mil efectivos de tropas militares. Aparte, Francia está recibiendo apoyo de 40 países entre ellos del musulmán Catar, que hasta carros especiales ha trasladado a la sede olímpica.
El terrorismo es la principal preocupación no solo de París 2024, sino de todo gran evento, es por ello que muchas naciones suman esfuerzos. Los conflictos actuales Rusia-Ucrania e Israel-Palestina vuelven todavía más complicada la seguridad de quienes convergerán en el evento.
Por si fuera poco, trabajadores de los tres aeropuertos parisinos habían convocado a huelga. Lo sabemos: presionar en momentos críticos de la autoridad para poder obtener más, y rápido. Y así sucedió; la huelga no prosperó.
¿Qué hubiera pasado con los 300 mil visitantes diarios que se esperan durante los Juegos?, 100 mil más que los que recibe a diario París en cada verano. Durante los Olímpicos y Paralímpicos se esperan 15 millones de visitantes.
A pesar de estas y otras contrariedades, París deberá imponerse. Su primer lugar en el ranking de ciudades deportivas del mundo, dan confianza y seguridad. Por segundo año consecutivo la capital francesa ganó este prestigioso premio.
El ranking, hecho por Burson, líder mundial en comunicaciones, analiza el deporte y la ciudad como variables, aplica cuestionarios a ejecutivos de federaciones deportivas internacionales y a medios de comunicación.
Detrás de París se colocaron Los Ángeles, Nueva York, Londres, Madrid, Lausana, Manchester, Barcelona, Miami y Washington.
La CDMX fue clasificada en el lugar 30, Lima en 55, Río de Janeiro en 61, Buenos Aires en 71, Cali en 80 y Santiago de Chile en 87. Como vemos, Monterrey no existe en el mapa mundial del deporte.