Mucho se ha dicho que la Fiesta Brava es víctima de un ataque internacional incentivado por una corriente animalista que defiende intereses propios y que tiene su origen en Europa particularmente en Holanda, donde tienen su sede empresas internacionales que solo buscan ganar dinero y que no conocen ni les interesan las costumbres y tradiciones ancestrales hispo americanas como pudieran serlo, los festejos taurinos.
La moda animalista sigue siendo bastante redituable económicamente y aunado a ello, dicha moda ha caído como anillo al actual discurso político electoral que enarbola la bandera de la defensa a ultranza de los animales, lo que por ello y por otras cosas tienen a la afición taurina, confundida y dando bandazos sobre si continúan o no, procurando o siguiendo a la muy lastimada fiesta de los toros.
No obstante las informaciones que han sido difundidas por las autoridades gubernamentales que señalan, que la tauromaquia sigue generando una importante derrama económica, además de la cadena de valor que reproduce su ejercicio y que se ostenta como un bien cultural nacional, las corridas de toros siguen en caída libre.
Otros argumentos en contra de la Fiesta Brava es lo dicho por distintos sectores sociales que arremeten en contra de la Fiesta, señalando que ésta, no puede ser tolerada en una sociedad civilizada, lo único que parece quedar como argumento de subsistencia a la pobre afición taurina es aquello que señala que los “toros” son parte de nuestra esencia cultural hispano mexicana.
Aunque la verdad de las cosas no podemos negar que las Plazas de Toros siguen vacías de público no obstante los esfuerzos de empresarios, ganaderos y toreros; las causas del escaso público son sin duda muchas y muy variadas, una de ellas sea quizá por no tener “toreros figuras” que sean atractivos para el espectador; quizá sea también por las condiciones e infraestructura de los cosos, o por lo caro del boletaje, o bien porque los medios de comunicación desde hace algunos años le han dado la espalda a la difusión de los festejos, o simplemente porque ahora tenemos a la mano muchas otras ofertas de divertimiento y ocio, quién sabe, son sin lugar a dudas un buen número de motivos.
A ciencia cierta es complicado descifrar el porqué la Fiesta Brava continúa en agonía.
Lo que es indudable es que para mantener a la Fiesta Brava y por ende la continuación de los festejos taurinos se necesita afición y mucho dinero y desafortunadamente ambos han ido a la baja y aquéllos que le han metido tiempo, dinero y esfuerzo lo han perdido y en grandes cantidades.
Por lo que sentimos mucho la desafortunada y entendible noticia que hace unos días nos ha dado la empresa taurina de Cadereyta Jiménez Nuevo León de cancelar la temporada taurina antes anunciada.
Pero la verdad está ahí y no podemos tapar el sol con un dedo, sin afición y presencia del público es imposible hacer festejos taurinos, lo sentimos mucho.