Frase célebre del profesor Jirafales, aquel personaje icónico del programa “El chavo del 8”. Esta semana han salido a la luz declaraciones en diversos programas de opinión, podcast o como le desee llamar, de jugadores “estrellas” mexicanos que comentan sobre comportamientos extraños de Gerardo Martino, ex seleccionador nacional antes del juego ante Argentina en el pasado mundial, no dicen nada directo, solo palabras que hacen pensar en muchas cosas, carne fresca para el debate y el rating de tv y el morbo de las redes sociales.
La nueva excusa será Martino, después del penal ante Holanda, el golazo de Maxi contra Argentina, el fallo de Luis Hernández ante Alemania, la alineación de Aguirre ante USA y podemos seguir recordando las “situaciones” históricas que nos han impedido avanzar como nación futbolera.
Siempre hay un complot, un malo, alguien o algo que nos impide, somo la víctima perfecta, el equipo que todos se confabulan para no dejar ganar, Infantino, Martino y cualquier “ino” será siempre el chivo expiatorio perfecto para justificar la falta de nivel para llegar más allá de 4 partidos en un torneo diseñado para ser ganado por los mismos de siempre.
Martino es un técnico de experiencia, de éxitos y fracasos como todo técnico, ha venido menos en los últimos equipos, de un estilo que se ha quedado suspendido en el tiempo pero que basado en su personalidad y trato, juega a lo que sus jugadores le den más que imponer un estilo propio.
México por su cuenta no ha tenido autocrítica, han pasado técnicos nacionales, extranjeros, de la liga MX y de otras latitudes, el resultado siempre termina siendo el mismo, se ilusiona con los primeros resultados y se pierde el partido donde más debe aflorar el fútbol y el carácter.
El común denominador es el futbolista, de poco roce internacional, de jugar en equipos chicos con poca trascendencia y sobre todo de jugadores con pocos enfrentamientos más allá de USA, que cuando llegan a jugar contra equipos de más alta calidad, no saben como reaccionar ante un entorno que les exige más de lo que acostumbran a entrenar y pelotear cada semana en sus propias ligas.
Los garbanzos de a libra como Hugo, Javier Hernández y Carlos Vela son pocos y con bajo impacto en el colectivo nacional, o no les entienden o no se dan a entender y terminar por desperdiciar su tiempo europeo al tocar el balón contaminado de juego más rudimentario al acostumbrado.
El ego y el negocio, las falencias en la formación, el enfoque en el jugador extranjero y el poco roce internacional aún teniendo al alcance uno de los torneos que más experiencia y carácter puede brindar como lo es la Copa Libertadores, que mientras no la dejen transmitir por la TV mexicana, los dirigentes, al menos algunos de ellos, no voltearán al cono sur sino que seguirán siendo seducidos por los dólares y las canchas sintéticas de los norteamericanos.
Comida, bebida, fiesta, formación, enfoque, mentalidad y fútbol, tantas cosas que se pueden analizar, tanto por mejorar, pero es más sencillo destrozar al “Tata” para ocultar debajo del tapete el poco crecimiento en años de un futbol que tiene como oportunidad millones de niños y niñas del país que con ayuda de un buen formador, podrían formar un semillero para lograr algo más que un buen negocio con la Leagues Cup, que parece dejar más a la TV que al fútbol, y mientras el fin sea el show, la cancha seguirá de luto ante tanto potencial desaprovechado.
Ante la nula autocrítica, siempre hay que buscar a un culpable, así la mentalidad de los “capos” de la selección, por lo que en 2026 podemos rezarles a todos los santos, o tal vez a “San Infantino” en la FIFA, porque depender de la generación actual de jugadores aztecas, pareciera un ejercicio sin provecho.
La esperanza está en USA, en los latinos que recibirán oportunidades que aquí se roban los corruptos; por igual hay mexicanos en todos lados siendo buscados por selecciones menores, que, ante un semillero de más de 100 millones de personas, se tiene que buscar el carácter en países que saben formar a nuestros mexicanos.
Mientras no se sepa el objetivo, cualquier camino vale la pena, y por ahora la ruta es el dinero…para la TV, promotores y directivos, jugadores y técnicos, mientras la afición se ilusiona, los demás comen caviar y en la cancha…que Dios nos agarre confesados en 2 años, en nuestra casa y ante nuestra gente.
¡Saludos desde el sillón!