De algo de lo que estoy seguro es que la tauromaquia difícilmente desaparecerá, si se defiende al toro de lidia en su esencia misma que debido a sus orígenes y temperamento ha logrado ser un símbolo místico con una inigualable mezcla de bravura y nobleza, emblema de la cultura hispana.
Una de las formas de conservar a su máxima expresión el “valor” del toro bravo , es destacando su trapío, fiereza y casta y que mejor que hacerlo en las corridas llamadas de “concurso” como la que se llevará a cabo este fin de semana en el coso de la Av. Alfonso Reyes de la capital nuevoleonesa.
En la actualidad y después de haber visto muchas corridas, los aficionados que ya peinamos canas queremos ver en el ruedo, a los toros que puedan ser lidiados en sus muy variadas formas de embestida, pudiendo ser ésta lúcidas, otras no tanto y en ocasiones con embestidas de plano “ilidiables”, reconociendo que el “arte de torear” es lidiar al toro conforme a sus propias condiciones.
Lo que de plano no queremos en el ruedo es ese “cambio” que ha sido impuesto por toreros, empresarios y ganaderos “taurinos” que por múltiples afanes e intereses han convertido al “toro de lidia” en un animal descastado, débil y en ocasiones con poco peligro, motivando a una inminente desaparición de la fiesta brava.
Es por ello que el próximo festejo de “Concurso de Ganaderías” que ofrece la Monumental Monterrey nos despierta el interés de poder ver en el ruedo a verdaderos toros bravos en su esencia pura.
En el festejo de la Monumental serán lidiados astados de las ancestrales ganaderías de “San Diego de los Padres” y “Zacatepec”, de la dehesa lampacense de “La Playa”, la antiguamente llamada de Mariano Ramírez que hoy lleva el nombre de “Puerta Grande” que se ubica en La Chona Jalisco, la dehesa coahuilense de “Julio Delgado” y la de “El Vergel” enclavada en Vallecillo Nuevo León.
Los escogidos toros de las importantes ganaderías participantes serán lidiados por los matadores, Leal Montalvo, Arturo Saldívar y Sergio Flores.
Las ganaderías concursantes no son de las llamadas favoritas o predilectas de las “figuras”, pero son de aquellas que en su mayoría presentan toros con edad, trapío y fiereza, salvo sus contadas excepciones.
En ese sentido toma gran relevancia lo que la Autoridad de la plaza y los miembros de algunas peñas taurinas designados como “jurados consejeros” tendrán que hacer en la multicitada “corrida de concurso” en la que tendrán que juzgar el comportamiento de los bureles en el desarrollo de la corrida.
Además el jurado asesor tendrá que emitir el “veredicto” tomando en cuenta los aspectos que deberán ser el punto esencial del festejo, y cumplir con ello el propósito principal de la corrida dar una calificación, sobre los atributos y desempeño de los toros en el ruedo.
Espero que las siguientes consideraciones sean tomadas en cuenta por el jurado asesor, que como ya señalé provienen de algunas peñas taurinas de la localidad.
Aquí algunos aspectos a considerar, por ejemplo el peso de los toros que deberá rondar en los 500 kilogramos en promedio, así mismo, la edad del burel que deberá tener entre cuatro y cinco años al ser lidiado, su fisonomía deberá ser “torista” como el eje fundamental de la corrida.
Uno de los tercios que deberá calificarse con lupa es el de la “suerte de varas” pues éste medirá la bravura del toro, que deberá acudir al caballo del picador en por lo menos tres ocasiones, recibiendo en cada caso el puyazo correspondiente.
Deberá tomarse en cuenta que el castigo en la “suerte de varas” no deberá ser excesivo evitando que el picador no deberá “recargar la vara” en el puyazo. Otro aspectos que deberá calificarse es la largura del arranque del toro, considerándose esa práctica como “buena nota” en la calificación de la bravura del burel, exigiendo que en el ruedo estén bien delimitados los círculos concéntricos que separan a los medios del tercio.
El Juez de Plaza y el jurado asesor deberán salvaguardar el desarrollo de la lidia y garantizar un espectáculo de primer nivel para el aficionado.
Pocas veces se dan las corridas de “concurso de ganaderías” por lo que esperamos que las cosas se hagan bien, con la seriedad que la fiesta exige y que la corrida anunciada no quede simplemente en una estrategia de mercadotecnia para atraer al público.
La actuación del juez de plaza y del jurado asesor avalarán su capacidad decisoria al momento de emitir el “fallo definitivo” a favor del toro y de la ganadería que resulte triunfadora.
La próxima corrida de “concurso de ganaderías” será un buen ejercicio para saber a ciencia cierta que tal andamos los aficionados, autoridades, jurado asesor en el conocimiento de la lidia y en la difícil tarea de calificar el quehacer de toros y toreros en el ruedo.