No sé si son sorpresas en esta jornada, pero la Máquina de Cruz Azul le pegó una revolcada al América en un duelo, donde ni siquiera la ayuda arbitral les sirvió de mucho.
A las Águilas de Emilio les regalaron un gol en fuera de juego y dejaron en la cancha a Jonathan Dos Santos que debió ir a bañarse temprano. Igual, el cuadro celeste, el que mejor fútbol desplegó el torneo pasado y lo que va de éste, sigue arrollando víctimas.
Chivas le metió 5 a Juárez y los Tigres 3-1 a los Pumas en una tarde-noche lluviosa en un estadio semivacío que ni con la ayuda de los Tigres pudieron hacer una buena entrada.
El equipo felino se enfrentó a un desdentado Pumas que se ha convertido en un cuadro mediocre, sin pies ni cabeza.
Tigres volvió a ser ese equipo canchero que suele pasear la figura y hoy sí,cuando quiso apretó tantito y cuando se le pegó a gana, le metió tres bofetadas y dejó quieto al Pumita.
El equipo del Pedregal no supo aprovechar las ventajas que le dio Tigres con Angulo de lateral izquierdo al que el Chino Huerta agarró de hijo casi todo el partido.
Luego se fue a la banda contraria y ya contra Aquino no fue igual.
El gol unamita cae en un error de Aquino en la salida que toma mal parada a la zaga; tocan para Huerta en la banda derecha y Angulo debe haber andado comprado una torta.
Toma el rechace ante la flojita cobertura de Joaquín, y toca a Funes para anotar su tercero o cuarto gol en los últimos dos años. Feliz el mellizo.
Penal sobre Gorri que el silbante, el más malo y mediocre de la Liga, tuvo que ver siete veces para convencerse de que fue penalty: cobra Herrera, trallazo al centro sin respuesta. Gorri de nuevo tira un cañonazo desde la pista de tartán al que no llega González; 2-1 en cuatro minutos.
El segundo tiempo Herrera, de un tiro de esquina, le pasan de cabeza y 3-1. Tigres tiró cuatro veces y metió tres goles.
El resto del tiempo, el equipo sobradón, con recursos suficientes para ello, mandó a su “banca”: Córdova, Osvaldo, Antuna, Ibáñez y Diego Reyes.
Y comenzó la cascarita. Tigres tocó de aquí para allá cuanto quiso; como gato con una bola de estambre. Les devolvía el balón una y otra vez, solo para volver a quitárselos y hacerlos correr de aquí para allá y de allá para acá. Era el equipo de sexto contra los chiquillos de segundo.
Y ya no hicieron más goles porque no les dio la gana. Cuando quisieron, ahora sí, se aprovecharon de un equipo lleno de jugadores del montón y una dirección técnica inexistente.
Por los rumbos de La Pastora. Sucedió de nuevo.
Nada más se ratificó lo que alguna gente piensa: Que ya no están tan seguros de no haberse equivocado, al sustituir uno malo con otro peor.
También, digo, hay que darle su mérito a los muchachos. Se tardaron tres o cuatro años en darse cuenta que Maxi y Gallardo les vieron la cara. Hoy, no saben qué hacer con dos o tres más que no dan el tono adecuado, sobre todo en el cuadro bajo.
Errores de marca abajo propiciaron los dos goles de los rojos. En uno Edson y Medina se voltean, no les fueran estropear la carita y en el otro, Medina que no mide un despeje del arquero, se le pasa, luego Rodríguez y Arteaga, tibiecitos, dejaron a Violante que les violara el arco.
Ahí en medio puede faltar creatividad y fuerza y garra y al frente talento y precisión y habilidad y solvencia y lo que quieras, pero abajo les falta otra cosa. Una poca de gracia y otra cosita. Iba a decir que huevos, pero no puedo decir eso. Pero sí…
Y luego, aparte el VAR se pone quisquilloso en el segundo gol rayado. Que porque la uña del dedo meñique de la mano izquierda de Berte rebasaba la línea fantasma de los vectores que la mueven, depende del equipo.
Si es el América contra Cruz Azul, como esa misma noche, para las Águilas sí cuenta, aunque el rematador esté medio cuerpo adelante.
Igual y no les sirvió mucho. Aquello en el Azul fue una película TripleX en horario inapropiado.