Agradezco a nuestro director editorial, Héctor Hugo Jiménez, la oportunidad de poderme encontrar de nueva cuenta con ustedes en un medio de comunicación impreso y digital regiomontano, tras un paso de poco más de 26 años ininterrumpidos de crónica taurina en dos de las principales casas editoriales que me abrieron sus puertas y a casi 35 años, el siguiente será, de que comenzamos nuestro andar en el medio deportivo de Nuevo León.
Este espacio dedicado a todos ustedes, amigos aficionados en general y muy en especial a los lectores taurinos, tiene como finalidad profundizar un poco quizá en algunos temas que, en una simple crónica, ya sea por estilo o espacio, no se puede “desmenuzar” en ese momento.
Dicho lo anterior, entremos en materia y recordemos que cada que hay un cambio de gobierno municipal surge la incógnita e inquietud entre los empresarios taurinos de la ciudad, acerca de qué tan bueno será el apoyo que el nuevo alcalde brindará a los toros.
Hoy la Fiesta Brava vive uno de sus más graves y cruciales momentos, pues la pandemia de estos 17 meses no ha sido para menos en este sector que ha sufrido fuertemente tanto en el campo como en sus miles de trabajadores que dependen totalmente en torno a Su Majestad: el toro. Del toro y para el toro, se acostumbra decir en el medio.
En el campo, los buenos ganaderos que se la han jugado con esta crisis económico-pandémica, han tenido que seguir alimentando a sus camadas enteras de toros que estaban listos para ser lidiados en el 2020 y que, apenas hasta ahora, con cinco años ya cumplidos, están siendo vendidos a las empresas para lidiarse en las plazas que poco a poco van recobrando el sentido de la reactivación en esta nueva normalidad.
Las empresas como tal tuvieron que hacer un alto obligatorio y, como en todos los espectáculos, no pudieron ofrecer festejos y solo algunas veces lograron realizar eventos a puerta cerrada en las ganaderías, sin público, con el fin de irle dando salida a esos toros que ya casi rebasaban el límite de la edad reglamentaria para ser lidiados.
Mientras que los toreros, apoderados, picadores, banderilleros, mulilleros, areneros, taquilleros, mozos de espadas, sastres taurinos, músicos, cubeteros, cojineros, etc., todos no pudieron llevar un peso a su casa el tiempo que no hubo festejos taurinos.
Pero a todos estos grupos, llámese ganaderos, empresarios, toreros y demás, los recibos de luz, agua y gas sí que les llegaron puntualmente y con fecha límite de pago o de lo contrario, usted sabe, debían atenerse a los cortes de servicio. Por igual, a todos nos llegaron los recibos en nuestras casas, ¿verdad?
Es aquí donde todos se preguntan ¿y los apoyos de los gobiernos dónde quedaron? La respuesta es simple: No los hubo.
La Fiesta Brava, como los demás espectáculos ya sean futbol, tenis, lucha, beisbol, conciertos musicales, etc., tiene su público, poco o mucho, pero lo hay. Puede ser una minoría dirán algunos, pero también visto del otro lado somos mayoría para los que sí entendemos de qué se trata “el toro”.
Pues bien. Es aquí donde a la llegada del nuevo alcalde todos esperamos que dé su espaldarazo a los empresarios taurinos para que puedan organizar las tan esperadas temporadas taurinas que anhelamos. Y esto abarca desde la concesión de permisos, el sellado de boletos, hasta el impuesto que habrá de cobrar o condonarse, en su caso, a las empresas taurinas profesionales.
Porque, si una empresa organiza de acuerdo con el reglamento taurino y de espectáculos municipal un festejo, ya desde ahí está generando fuentes de empleo y ocasiona también una derrama económica en favor de la ciudad y del municipio que incluye a los restauranteros, hoteleros, taxistas y todos los que de una u otra forma tienen algo que ver para que se lleve a cabo el espectáculo.
Es aquí donde el municipio debería apoyar al empresario, puesto que todo permiso tiene un costo y todo festejo un riesgo ya que puede irle bien en la taquilla al empresario o puede ser una tarde de ruina económica. En un momento dado, el municipio debería, en lugar de cobrar cuotas fijas como hasta ahora, cobrar de acuerdo con la entrada que se haya tenido en la plaza esa tarde de toros.
Por ejemplo, en esta época de reactivación de las plazas de toros, no es lo mismo tener ingresos con un aforo al 100 por ciento, que con uno al 30 o 50 por ciento de público, cuando el gasto operativo por el simple hecho de abrir la plaza, ya es perdida para el empresario.
Pero hay más. El municipio puede apoyar también al empresario para que el espectáculo se dé con saldo blanco, ¿cómo?, en brindar mayor seguridad tanto dentro como fuera de la plaza. Recientemente decenas de aficionados sufrieron cristalazos y daños en sus autos por la nula vigilancia de las autoridades en los alrededores del coso en la colonia Del Prado.
¡Ah!, pero para que haya fiesta también se necesita que haya difusión. Actualmente las redes sociales se están haciendo cargo de difundir los eventos cuando los hay, ya que en las calles el municipio cobra cantidades extraordinarias por permitir publicitarse en anuncios fijos o espectaculares, como tratando de evitar que haya anuncios por doquier.
Está bien que sí, pero hay que ser más sensibles.
En Luis Donaldo Colosio tenemos un alcalde joven, que escucha a la gente. Ojalá que en su gestión al frente del Palacio de Cristal sea neutral con la Fiesta. Su padre fue un gran taurino. Ya veremos….
Por hoy es todo. Este primer brindis fue para usted. ¡Que haya suerte!
Próximo tema: El perfil para ser Juez de Plaza.