El domingo pasado se acabaron las esperanzas que teníamos propios y extraños de que “El Pípila felino” (Tigres), podría superar las tres pesadas lozas que le cargó en las espaldas el equipo Atlético de San Luis allá en la ciudad capital de la tierra del higo chumbo (nopal) en el partido de ida de cuartos de final de la Liguilla por el título del futbol mexicano del torneo apertura 2024 de la Liga MX.
Se confiaba que sería muy fácil quitarse esa desventaja, y no fue así.
Y resultó que estos felinos no pudieron hacer la hombrada de lograr la hazaña de quitarse esa pesada carga de tres goles del estadio Alfonso Lastras de la capital potosina.
Visto lo que hizo el Cruz Azul y lo que hizo Rayados en los partidos de vuelta ante sus rivales, logrando imponerse a éstos en forma clara, había mucha esperanza de que el equipo de San Nico hiciera lo propio, dada la abismal diferencia en valor de inversión de Tigres (124.5 millones de euros), contra el club potosino de sólo 31.5 millones.
En la primera parte de este partido de vuelta los felinos, de locales, en su cancha y con su gente, afianzaron la esperanza de mínimo empatar el marcador global a tres goles e incluso superarlo, con un juego de toques cortos, pases precisos, triangulaciones y paredes con intención ofensiva, creando opciones claras de gol -que por desgracia carecieron de contundencia-, y con una actuación sobresaliente del arquero potosino que atajó o paró todo los remates, muchos con etiqueta de gol que le enviaron los ofensivo felinos.
Terminó la primera parte del encuentro con empate 0-0, y se esperaba que en la complementaria los Tigres siguieran con su juego de conjunto ofensivo, Pero al paso de los minutos, en forma incierta, recurrieron al futbol con “balonazos al ahí se va, a ver qué sale”, esperando algún remate fortuito de gol, o algún error del portero o los defensivos potosinos, o algún balón perdido o un rebote del balón para enviarlo al fondo de la red del rival.
Pero hubo ausencia total de la buena fortuna para el equipo felino, además de la falta de contundencia en remates que pudieron ser mínimo 3 o 4 goles. Incluso Gignac, un certero cobrador de penales, falló uno que atajó el arquero Eduardo Sánchez.
Fue el mejor jugador de los dos juegos de cuartos de final, respaldado por un excelente cuadro defensivo que rechazó todos los balones que llegaban a su área.
Pero en fin, una vez más se confirma que en el soccer no hay enemigo pequeño.
Y pues ahora a esperar el próximo torneo para ir por el campeonato.
Veremos qué declaran los directivos felinos respecto a esta eliminación de Liguilla, y ver lo que hacen para corregir lo que se considere necesario en el plantel y cuerpo técnico.