Como una montaña rusa sin emociones, es como veo a los Rayados del cual soy aficionado desde niño. Confieso que en mi niñez al no vivir en esta hermosa ciudad tenía mayormente acceso a los partidos del equipo más grande México: las gloriosas Águilas del América, pero todo cambio cuando un tío al cual le agradezco mucho, me llevó al desaparecido Estadio Tecnológico para ver un partido de Rayados en la famosa zona de preferente.
Mi mundo futbolístico cambió totalmente y me hice aficionado del Monterrey en una época turbulenta pero emocionante, para después ver la evolución hacia una institución respaldada por una empresa de prestigio y peso mundial como FEMSA, que le dio orden y estructura a un equipo que no tenía ni pies ni cabeza.
Recuerdo con alegría aquellas tardes mágicas del Tec donde sentía el calor humano y ambiental que mitigaba con emociones, porras y en mi caso, agua y refresco.
Hoy trato de revivir esas sensaciones en un estadio nuevo, moderno y sin la pasión de antaño que se ha ido diluyendo por ciertos resultados que se agrandan ante la ola de triunfos del rival de la ciudad y sumado con acciones que el propio club no ha sabido llevar a cabo para regresar esa pasión de antaño en la nueva casa Rayada.
Desde boletos inaccesibles para un aficionado de sillón como yo, pero sobre todo un equipo cuya proyección futbolística no logra permear el fino y exigente paladar rayado, como para alentar un sacrificio económico de magnitudes mayores para ciudadanos que vivimos con un presupuesto que debe ponderar lo necesario sobre lo deseado.
No hay manera de sacrificar 500 pesos por quincena para un futbol diluido en jugadores y entrenadores sobrevalorados, sobre pagados y cuya falta de constancia acelera la desesperación de algunos, el enojo de otros, pero sobre todo comienza a prender fuego en la indiferencia de aficionados que buscamos un buen espectáculo que nos mantenga al filo de la butaca o de la televisión cada semana.
Y que comenzamos a visualizar opciones de entretenimiento mas accesibles, divertidas y, sobre todo diseñadas para atraer con un producto que busca diferenciarse de tantas opciones que actualmente comienzan a nacer para generaciones actuales y futuras, mismas ya no se conforman con un cachondeo de medios locales para mantener un producto seguro que les generen ventas.
Estos jugadores catalogados como el mejor y más caro plantel de la LigaMx, según análisis en medios de comunicación y redes sociales; deberían preguntarse si lo que hacen garantiza para ellos y la institución que les paga, un show que mantendrá la atención de la gente que cada vez es más difícil de captar.
Hasta un mundial de globos ha nacido recientemente porque la gente busca entretenimiento orgánico que les ayude a olvidarse de las presiones de la vida por un momento, mientras que el futbol mexicano y, sobre todo Rayados, parece en ocasiones encender esas presiones y la gente se desquita en otros ámbitos lo que no pudo desfogar en un partido de fútbol.
No quiero culpar en ningún momento al fútbol de los problemas sociales, solo acentuar que las personas o aficionados, buscaremos otras maneras de relajarnos y disfrutar el tiempo; ejemplos hay muchos: ligas europeas, NFL, NBA y la gran variedad de canales en redes sociales donde puedes pasar horas de ocio viendo videos de comida, debates o simplemente, lindos gatitos.
Mi análisis Desde el Sillón es que tenemos en Rayados un equipo sobrevalorado, jugadores que solo saben jugar a la contra, delanteros de pocos goles y mediocampistas sin creatividad que, por ser llamados a selecciones de bajo nivel, nos hacen creer que tenemos un equipo de calidad cuando en realidad es un equipo caro que no hila tres pases seguidos, manda centros sin sentidos y son incapaces de imponerse futbolísticamente contra rivales superiores o débiles.
Chispazos de calidad nos mantienen con esperanza de un mejor mañana, insiders que nos traen buenas nuevas de las mejores intenciones de los jugadores, técnico y directiva, programas dedicados a “analizar” que buscan mantener nuestra atención para no matar a la gallina de los huevos de oro que es el futbol en esta ciudad.
Sin el balompié se muere la industria, no hay deporte en la ciudad que llene ese hueco y, si en realidad desean alentarme a ir al estadio, hablando de Rayados en particular, necesitan ponerme mejores jugadores que sepan qué hacer para mantenerme entretenido 90 minutos cada semana.
Se viene una semana crucial con la final de la CONCACAF que, aún ganándola, no tapa la mediocre campaña en Liga .Este club tiene probablemente un potencial a otros clubes, pero se niegan a subir el escalón con contrataciones que atraigan a locales y foráneos; a tener técnicos sin miedo a perder, y sobre todo a ser constantes en la lucha por la atención de las masas.
Estoy a un click de ver un mundial de globos, que tomar dos horas de mi vida para ver a Rayados. Sólo el tiempo dirá si van o no por el camino correcto, pero a medio camino pareciera no entender dónde están parados.
Saludos desde el sillón del análisis.
Daniel Garza, 36 años, nacido en Monterrey, diseñador grafico, dedicado al servicio cliente en empresas nacionales e internacionales. Rayado y apasionado de los deportes.