No solo la Liga MX, sino USA, Europa, y básicamente cada liga futbolera en el mundo, siempre hay uno o algunos equipos con un “poco” más de dinero que el resto, que tienen jugadores más habilidosos que generan más puntos y para algunos, campeonatos, por lo que regularmente en muchas ligas están los “sospechosos comunes” para ganar un trofeo destinado para pocos, aunque deseado por todos.
En Europa lleva tiempo cocinándose una liga aparte, La Superliga, donde equipos poderosos quieren más dinero, a costa de evitarse la pena de jugar con los pequeñines, aquellos que sobreviven jornada tras jornada, para jugar de manera más frecuente entre ellos mismos.
La UEFA Champions League supone ser el mejor torneo de clubes en el mundo, en nuestro continente está la Copa Libertadores, pero dentro de el esquema de cualquier torneo, siempre hay fases previas con equipos campeones de ligas menores, por lo que las grandes mentes de los equipos millonarios piensan que la gente quiere verlos enfrentarse exclusivamente entre ellos todo el tiempo, generar dinero y quedárselos evitando el molesto intermediario de su confederación.
El “deporte” del fútbol, o soccer, como ahora debemos llamarlo para atraer al mercado de los dólares, siempre se ha pensado de como una manera de ejercitar el cuerpo, de enfrentar a los adversarios de manera civilizada con una representación de 11 personas contra otras 11, dando el ejemplo de como una actividad puede ayudar al cuerpo, a la civilidad y entretenernos para no pelearnos.
El deporte que conocimos se ha convertido con el tiempo en show, en entretenimiento, donde se valora cada vez menos el efecto social sino el económico. La venta de alcohol, las apuestas, el efecto en los medios para atraer el enojo popular y canalizarlo en rating, en atención hacia los analistas que se suben a la mesa a bailarle a otro analista, para meter todo en una licuadora y tener un coliseo romano donde la gente saca frustraciones, alguien los distrae y los que tienen dinero ganan, los menos agraciados son sacrificados y al final…estamos en una espiral sin fin donde gastamos en un barril sin fondo donde los aficionados mantenemos a mucha gente en un nivel de vida que cualquiera envidiaría, con la condición de matarlos mediáticamente, sin que puedan contestar para así mantener el balance del juego.
Las ligas de USA mantienen un balance mas equilibrado, donde las ganancias se reparten mas equitativamente y los patrocinios de uniformes y transmisiones son firmados en conjunto, para tener una exposición equilibrada ante la audiencia, pero en otros lares cada quien se rasca con sus propias manos, pero hay quienes no tiene el mismo alcance y están destinados a una porción muy pequeña de un pastel que es partido y repartido por quienes tienen más, y a los demás les toca las sobras.
Aterrizando en la liga local, mientras América entra a la bolsa de valores, Querétaro busca quien les escriba…una oferta decente de compra, Rayados y Tigres venden cemento y cerveza, perdón, hacen labor social y Cruz Azul hace un manejo de recursos cooperativos de manera tal que los cárteles parecen instituciones de beneficencia.
Los árabes llegaron y parecen quedarse, tienen dinero para comprar lo que se les pegue la gana, interesante que no hayan puesto el ojo en México, pero Europa ya se inundó de una ola de “inversión” que marca la desigualdad de equipos cuya afición jamás verá campeón.
En las ligas Femeniles es por igual, en USA hay una semillero grande en universidades, le apuestan al deporte femenil aún ante la resistencia del respetable, pero en México son 4 equipos a lo mucho que gastan o invierten, como desee verlo, para hacer crecer la liga, que pudiera atraer nueva afición, más limpia de barras y con mayor impacto social, pero al final lo que hace Tigres es de locos, y ver marcadores constantes de goleadas de liga amateur, puede matar el gusto de una noble afición naciente que desea ver competencia, no a Goliat todo los días despedazando a un intento de David.
La paridad en la vida o en el deporte no es algo de voluntades, debería regularse el piso para competir, así como en la Fórmula 1 se habla de pérdida de atención porque siempre gana y por mucho el holandés, en el fútbol la gente queremos ver competencia, no crónicas de campeonatos anunciados.
La ruta del dinero en algún punto podría alinearse con la limpieza de una competencia justa, pero al final el ego y orgullo de ser papá de los demás porque tenemos dinero, nos hace hacer voltear a otro lado, para mantener los beneficios que nos hacer ser mandones, por lo que o la audiencia hace cambiar a quienes toman decisiones, o simplemente como aficionados nos dará igual y estaremos hipnotizados bajo el mismo juego de quienes deciden lo que va a pasar, no porque lo arreglen, sino porque mantendrán las condiciones para que no pase algo distinto.
¡Saludos desde el sillón!