Si la organización de los torneos buscara privilegiar el espectáculo y la protección de los jugadores y jugadoras, el verano futbolero entre México y Estados Unidos sería fabuloso.
Lamentablemente, los espejitos que desde los Estados Unidos siguen deslumbrando a los directivos mexicanos los convencieron para que las ligas de primera división tanto en femenil como en varonil se suspendan o se fraccionen para insertar con calzador torneos que, desde la planeación, los vecinos ya van ganando 1-0.
Por segundo torneo consecutivo, el calendario mexicano varonil se detiene para darle paso a la Leagues Cup, que el año pasado bien puso haberse llamado la “Messi Cup 1.0” por la manera en la que se organizó para que el Inter de Miami terminara coronándose en penales ante el Nashville.
A diferencia de la liga de campeones de la Concacaf, que arranca cuando la MLS apenas inicia su calendario, la Leagues Cup inicia con los mexicanos apenas en jornada cuatro y el torneo estadounidense-canadiense ya va más que avanzado.
La ventaja en ritmo que ya llevan los de la MLS se complementa con la falta de refuerzos de algunos equipos mexicanos como Tigres, que en el papel y sobre todo en la taquilla son de los atractivos para llevarse a los paisanos.
Junto a la falta de ritmo y refuerzos, los 18 participantes de la liga BBVAMX también nuevamente tienen que viajar a los Estados Unidos y jugar en campos diferentes frente a los 29 equipos de la MLS.
Al ser un torneo tan grande, el calendario es apretado y desgastante con 77 partidos entre finales de julio y finales de agosto.
Con lo que varios equipos de la tabla baja en el campeonato mexicano han demostrado hasta ahora, el paso por la copa será breve y de vendrán a casa rápido.
El desafío entonces será para los de la parte alta de la tabla que tienen el compromiso de ganar el torneo y sacrificar a sus jugadores. Una situación parecida es la que se vive en la Summer Cup femenil, en la que mal comenzó la semana para las mexicanas, que se regresaron con derrotas en sus visitas a los Estados Unidos.
Por sus logros, Tigres Femenil se ganó el derecho de jugar el primero en casa ante el Pachuca, a las que derrotó con algunos apuros y sin equipo completo pues Jenni Hermoso está en Francia para jugar las Olimpiadas.
Si en la rama varonil el torneo binacional es complejo por los viajes y el momento de preparación en el calendario, en el femenil el desafío es mayor por la marcada diferencia en las características de las jugadoras.
Es cierto que el futbol femenil profesional mexicano va creciendo, pero el nivel de fuerza, velocidad y técnica de los equipos estadounidenses es, ya se ha visto, mucho mejor, y en momentos por mucho.
Además, la gran diferencia entre las cinco protagonistas de la liga: Tigres, Rayadas, América, Chivas y Pachuca contra el resto es aún mucho más evidente en los partidos contra las estadounidenses, como se vio en el 5-0 a Tijuana vs Portland.
De los seis equipos mexicanos que participan, la lógica indicaría que al menos uno o dos logren llegar al menos a semifinales. Lo vasto de cada plantel será determinante para dosificar las cargas entre la liga y la copa de verano, a la que también hay que agregarle la copa de campeonas de la Concacaf, a la que asistirán Tigres, Rayadas y América a finales de agosto.
La participación de los clubes mexicanos en competencias regionales navega en aguas turbulentas este verano después del papelón, el drama y la irregularidad que los federativos han facilitado con sus decisiones nefastas.