“Borrón y cuenta nueva”, dirán los fans futboleros que a la menor provocación dejan sin libretas a los chiquillos, para poder comprar “la nueva” camiseta del Tri, aunque esté horrible y sus publicistas digan que será de colección y que la adoran en el plano internacional.
A otra cosa, Sinforosa, dirán. Demos la vuelta a la página y dejemos en la historia a los antecesores que manejaron ese Tri como Dios les dio a entender, pero todos, casi sin excepción, con nefastos resultados.
Comenzó una nueva era, la tercera para Javier Aguirre, por lo menos hoy con un segundo de a bordo que sí le sabe.
No necesitaba decir Huerta que a Javier Aguirre no le importa si juegas bien o mal, sino que le pongas esfuerzo al asunto. Y en parte tiene razón Javier, cuyos equipos han ponderado el músculo sobre el cerebro a la hora de manejar el esférico en la alfombra verde.
Toda su vida ha sido así, como jugador era rústico, básico, elemental. Como DT, no peude ser una estratega que juegue ajederez. es como el Cholo Simeone. No puedes enseñar algo que no sabes. Sus equipos privilegiaban la garra, el esfuerzo, el sudar, el meter y eso, de entrada es bueno.
¿Por qué?
Porque en otras ocasiones, tus equipos –hablamos del Tri de todos los tiempos– no eran unos dechados de talento y si aparte no metían pata, sucumbían. Y les pasó muchas veces.
Ante Nueva Zelanda, casi fue coser y cantar con los primeros 11. El rival no daba respuesta porque no tenía recursos y México, con la poca brillantez de su escuadra y sus elementos, le dio para avasallarlos.
Es difícil hacer un análisis si el rival traía una mano amarrada. No es un buen sinodal para poder sopesar qué tan bueno es hoy, un equipo que ha ofrecido deplorables actuaciones en pasado reciente.
Por eso, sería mejor tomarlo con todas las reservas del caso.
Ni los jugadores son hoy una maravilla, ni el entrenador lo es. De tal suerte que tendríamos que esperar a ver que asimilen un sistema, una forma de juego, una sintonía donde todos canten en el mismo tono y dejemos de verlos fallar pases a 15 metros o algunos jugando en una frecuencia diferente, como le pasa a Luis Chavez que gravita por la cancha y hace circular el balón unas cuantas revoluciones por debajo del resto.
Claro, trabajaron solo tres días, pero por lo menos tendrán que saber ciertas cosas básicas que son de manual en cuanto a relevos, coberturas, cuando vamos, cuando nos quedamos; cuando salimos tocando y cuando rompemos con latigazo profundo.
Y en el primer tiempo algo se vio. Cierto orden, insisto, ante un rival “a modo” ya cuando se hicieron los cambios fue una capirotada. Cada quien comenzó a jugar a como les dio la inspiración, y se hizo un completo desbarajuste. El Chino hizo su golecito y queriendo hacer otros dos, pero la pelota se movía para todos lados como perro sin dueño y Charlie y Córdova que entraron al mediocampo a manejar el esférico, no se hallaban.
“Haiga sido como haiga sido”, como dijo el exPresidente alcohólico que llegó al poder gracias al fraude, el Tri regresó al triunfo ahora bajo el mando del profesor Aguirre que, desde ahorita le anticipo, llevará al Tri a una tercera fase en el Mundial.
No, no somos adivinos… pero conocemos a los delincuentes que manejan FIFA y necesitan a los anfitriones en las finales para que no les pase lo que el sábado en Pasadena, que había como 10 mil incautos en un estadio para 90 mil cristianos.
Ojalá no les hayan cobrado tanto. Para ver ese juego, si les cobraron 5 dólares, los estafaron…