Pues muy poco duró el luto por la barbarie de Querétaro en el futbol mexicano. Ni el abrazo al minuto 62, ni los partidos sin barras, ni los mensajes de capitanes al inicio de los partidos, ni los pasillos y las fotos de jugadores con aficionados ha podido cambiar las cosas, ni de la cancha a las tribunas, ni de las tribunas a la cancha.
De por si, aún no se ha resuelto de bien a bien quiénes, cuántos y por qué han sido detenidos por la pelea entre barras. Parece que como ocurre con frecuencia, la autoridad queretana le apuesta mas al olvido que a los resultados.
Las manifestaciones de violencia simplemente han continuado, no con el nivel de Querétaro, pero el virus sigue allí como lo comprobaron JJ Macías y Alexis Vega de Chivas en el juego contra Toluca, el primero desde la zona de calentamiento y el segundo después de anotar un gol. Obviamente, la tribuna no es de palo y les respondió con vasos y mentadas.
Días después, un grupo de barristas que por la forma de actuar más parecían una célula de extorsionadores replicaron la actitud de los barristas de Rayados y colocaron un retén y además encararon a Alexis Canelo en la entrada del centro de entrenamiento del Toluca.
En el clásico regio, Matias Kranevitter no aguantó los amagos y bailes de Jefferson Soteldo y lo derribó con traicionero golpe en el cuello, por la espalda y sin pensar en las posibles consecuencias al lastimar la zona cervical de un compañero de trabajo, ya cuando el juego estaba mas que definido para la UANL.
La cuenta siguió fuera de la cancha con la suspensión de toda actividad con los Tigres del joven Raymundo Fulgencio, quien es acusado en Veracruz por un hombre quien lo señala como uno de los que lo lesionaron a golpes y patadas. La agresión quedó grabada y viralizada en redes sociales. Si bien es cierto que las imágenes no se distinguen quien es quien, a varios les llamó la atención que, en el viaje del equipo entre Monterrey y Houston, el jugador cambió el color de su cabello, rasgo por el cual lo asociaban con el video de la golpiza. Si es culpable será una lástima porque el joven ya estaba acumulando experiencia profesional; incluso se le recuerda entrando de cambio en el mundial de clubes, que no es cosa menor para un reservista.
En el partido de la selección varonil contra Estados Unidos, el grito homofóbico, con todo y aficionados plenamente identificados por asiento, regresó al estadio Azteca, acompañando al “fuera Tata” como respuesta a un partido mediocre del que el equipo tricolor se salvó en dos ocasiones de perder.
Y la cereza en el pastel la puso Frank Cevallos, un joven aficionado del Atlas que se hizo famoso cuando fue entrevistado al regresar de Querétaro, después de la barbarie. La imagen del joven, con la cabeza vendada, hablando pausado y a detalle de como ocurrió el ataque, asegurando que había muertos, heridos con picahielos y disparos a la salida del estadio, fue conocida quizá mundialmente por ser uno de los pocos afectados que habló en Guadalajara.
Bueno, pues unas semanas después, Cevallos fue entrevistado en el canal de Youtube “Mafian TV”; allí, Cevallos reconoció que fueron mentiras todo lo que dijo, y que lo hizo para darle “nota amarillista” a los periodistas que lo buscaron. La culpa, según Frank y el mismo Youtuber, es de los medios que lo buscaron sin comprobar los dichos del aficionado, quien es menor de edad y por eso merecía trato especial ante las cámaras.
Violencia verbal, mentiras por fama, desinformación y la narrativa desde las redes sociales de que la culpa es de los medios tradicionales. ¿Donde se habrá escuchado eso antes?
Horacio Nájera es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UANL y maestrías en las Universidades de Toronto y York. Acumula 30 años de experiencia en periodismo, ha sido premiado en Estados Unidos y Canadá y es coautor de dos libros.