Ayer, 16 de agosto, recordamos el vigésimo séptimo aniversario luctuoso del maestro regiomontano Manolo Martínez, y no hay fecha en el calendario que dejemos de recordarlo desde su muerte.
Muchas ocasiones, cuando vemos las plazas vacías, la falta de figuras que realmente motiven a la afición ir a verlos torear, el eje sobre el que se planeen las ferias taurinas en las principales ciudades, las faenas que queden para el recuerdo y que sean comentadas en todas partes en las peñas taurinas, en los noticiarios, etcétera, siempre nos hace decir la misma frase a manera de recuerdo: ¿y si viviera Manolo?
Cierto, cabe recordar que cuando falleció tenía 50 años, hoy tendría 77 y estaría definitivamente retirado, pero, si hubiera vivido unos años más, suponiendo que, sin enfermedades graves, algunas cosas habrían pasado y quizá nuestra fiesta sería otra.
En primer lugar, según lo había comentado antes de morir, su ilusión era haberse vestido de luces una vez más y otorgarle la alternativa a su último alumno, Enrique Espinoza “El Cuate”, a quien le tenía mucha fe en el futuro. Casualmente, en aquel agosto de 1996, “El Cuate” se encontraba en Francia haciendo temporada, en aquel viaje que tanto Martínez como el empresario Carlos Peralta habían planeado para el jimenense. Quiso la suerte que sus destinos, de maestro y alumno, ya no se encontraran. Más tarde, Antonio Corbacho tomó a Espinoza como su pupilo y apoderado y pudo lograr que, en la última feria española de 1998, en Jaén, Enrique Espinoza culminara su etapa de novillero, tomando la alternativa de manos de Enrique Ponce, quien había sido allegado y, casi consentido, del ya entonces fallecido Manolo Martínez.
En segundo lugar, recordaremos, que Manolo Martínez había tenido sonados triunfos con su ganadería y los indultos de “Giraldillo” y “Zalamero”, por Jorge Gutiérrez y Manolo Mejía, habían encumbrado a la ganadería tamaulipeca del regiomontano.
De vivir, ¿habría sido esta una ganadería importante hasta nuestros días? Hoy, tenemos entendido que ya no existe, pues ni en el registro de la ANCTL aparece.
En tercer lugar, Manolo Martínez había comenzado una interesante faceta como empresario, teniendo a la Cervecería Cuauhtémoc como socio y patrocinador de importantes seriales novilleriles.
La Plaza Cuauhtémoc de Ciudad Guadalupe, semillero de infinidad de toreros que casi todos se convirtieron en matadores de toros, también había tomado vuelo. ¡Y claro!, ¿quién no iba a venir a torear a la plaza de Manolo en aquellos años?
Posteriormente, la plaza decayó y estuvo largo tiempo en desuso, hasta que se convirtió en lo que hoy es el Domo Care, de la Expo Guadalupe.
En cuarto lugar, recordemos, que Manolo Martínez y Rafael Herrerías, como empresario visible a invitación de Miguel Alemán Magnani y Emilio Azcárraga, habían comenzado a regentear la Plaza México.
Herrerías fue durante 25 años el administrador de la Plaza y aunque al final tuvo problemas financieros, sus temporadas han sido por mucho con mejores resultados artísticos y económicos que los de las recientes administraciones del coso que, hoy, está cerrado.
Ya decíamos que Manolo Martínez, en la Plaza Cuauhtémoc, dedicó tiempo a decenas de novilleros y en su ganadería les dio mucho entrenamiento.
Nunca olvidaré una invitación personal que me hizo, un par de días entre semana, para atestiguar la preparación de “El Cuate” y lo espléndido que fue al brindarme su casa de campo y sentirme uno más de los suyos, de un círculo de amistades ciertamente cerrado.
El corto tiempo de apenas cuatro años que pude aportar como reportero a la causa, antes de su fallecimiento, me dejó además sentir que hubiéramos podido llegar a hacer algo más por la fiesta juntos, cada uno desde nuestras trincheras.
“¡Qué bueno que viniste!”, me dijo aquella noche en una cena en el restaurante El Tío, de la colonia Obispado, en la que compartimos al lado de “El Cuate”, mi compañero de profesión Vico Canales, el entonces aspirante a novillero Frank Canales y don Fernando Canales Clariond, quien al poco tiempo sería gobernador del estado. El tiempo y su salud ya no dieron para más amistad…
¡Qué recuerdos, si viviera Manolo!
Por hoy es todo. Nos leemos en la próxima.
@martinbanda