Si hablamos de desapariciones forzadas en México, lo de Ayotzinapa es caso reciente y tumultoso, pero a lo largo de la historia nuestro país se ha vuelto inmerso en cientos de casos como el del estudiante y/o presunto guerrillero, Jesús Piedra Ibarra ocurrido allá en los 70´s.
Sin duda alguna el caso de los 43 normalistas agarró mayor revuelo porque los tiempos han cambiado, pero a doña Rosario Ibarra de Piedra no hubo quien le regresara a su hijo, su deceso y su paradero sigue siendo un misterio.
Claro que la desaparición de Piedra Ibarra fue meramente política, comparado con el caso de los normalistas es punto y aparte, el gobierno y la Procuraduría General de la República ya le dieron un sesgo, donde el crimen organizado hizo de las suyas y los confundieron con presuntos contras del grupo delincuencial “Guerreros Unidos”.
Los 43 normalistas fueron secuestrados, asesinados e incinerados, según la parte oficial, pero a Jesús Ibarra de Piedra lo secuestró o desapareció el propio gobierno del entonces presidente de México, Luis Echeverría Álvarez.
Para el caso Jesús Ibarra de Piedra no hubo una investigación a fondo, de hecho siempre negaron su detención, fue hasta el año 2000 cuando su desaparición forzada fue reinvestigada, pero con resultados nulos.
La mayoría de los participantes en su detención ocurrida en abril de 1975, fueron indiciados, procesados y detenidos hasta después del año 2000, cuando ya su caso estaba muy manoseado, nadie le echo la mano a su señora madre doña Rosario, la dejaron abandonada y con un sufrimiento para toda la vida.
Se estableció que la orden para detener a Jesús Piedra Ibarra vino de parte de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS) una especie de Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), dependiente de la Secretaría de Gobernación.
Y los autores materiales de la detención del joven Jesús fueron efectivos de la desaparecida Policía Judicial del Estado de Nuevo León, quienes por cierto se lo llevaron y lo metieron a las celdas de esa corporación y fue entregado a elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
También fue procesado Miguel Nazar Haro, titular de las desaparecida Dirección Federal de Seguridad, que sólo era un instrumento para reprimir cualquier movimiento izquierdista o comunista cuando por años el gobierno de México les dio cobijo a los líderes de la revolución Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, ambos paseaban libremente en Monterrey y precisamente vinieron a comprar armas a la frontera para dar el golpe de estado en Cuba.
Nazar Haro supo lo que eran las detenciones arbitrarias y más cuando fue recluido en el penal del Topo Chico, pero una argucia judicial logró sacarlo del encierro argumentando que estaba muy viejo y muy enfermo.
Otro que mascó fierro fue el captor de Piedra Ibarra, muchos lo identificaron como el exagente de la Policía Judicial del Estado, Juventino Romero Cisneros, quien después décadas aceptó detenerlo, pero por órdenes del delegado en Nuevo León de la DFS, Ricardo Condell Gómez.
Mientras tanto al exdirector de la Policía Judicial del Estado, Carlos Solana García, quien fue cómplice de la detección de Jesús Piedra, las autoridades nunca le hicieron nada y por años fue intocable y cómo no ser director de la corporación más represiva y torturadora que haya dado Nuevo León le brindaba ciertos privilegios.
Pero en cambio a Jesús Piedra Ibarra que según su madre doña Rosario Ibarra de Piedra a quien entrevisté para el desaparecido Diario de Monterrey en su casa de la colonia Alta Vista allá por los 90´s en otro momento y con lágrimas en los ojos me aseguró que su hijo era un simple estudiante.
En esa ocasión entrevisté al esposo de Doña Rosario, era un dentista muy afamado que también llevaba por nombre de Jesús Piedra y el cuadro de dolor al no saber de su hijo por décadas, me dejó indignado por el resto de mi vida.
Pero para el gobierno del presidente Luis Echeverría Álvarez, para Miguel Nazar Haro, Jesús Piedra Ibarra era un guerrillero, un asesino, un revoltoso, un comunista, y lo relacionaron con la Liga Comunista 23 de Septiembre y lo identificaron por el mote del Comandante “Rafael”.
Además el intrigoso gobierno de aquella época lo relacionó con el movimiento guerrillero M-19 con sede en Colombia, en pocas palabras Jesús Piedra era un hombre muy peligroso, además se le acusaba de haber participado en el crimen del empresario regiomontano don Eugenio Garza Sada.
La censura de aquella época era total y nunca se supo nada de la detención de Jesús Piedra a manos de la Policía Judicial del Estado.
Muchos aseguran que el Ejército Mexicano lo tenía recluido en unas mazmorras o en cárceles clandestinas en el campo Marte. Dicen que allí en la Ciudad de México fue visto por última vez el joven regiomontano, pero su cuerpo nunca fue encontrado y como nunca se encontró, el cuerpo del delito, pues sus captores y asesinos nunca fueron procesados como se debiera.
Doña Rosario Ibarra de Piedra fue una enorme luchadora social, gracias a ella muchas desapariciones fueron aclaradas, pero para su mala fortuna y debido a los malos gobiernos el próximo mes abril cumplirá 40 años buscando a su hijo Jesús.
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