Las evaluaciones sobre el desempeño del gobierno municipal son odiosas, pero terminan convirtiéndose en una valiosa herramienta para corregir errores.
Ya es una costumbre que los medios de comunicación social salgan a realizar encuestas ciudadanas sobre las actividades de nuestros alcaldes metropolitanos.
Los que terminan en primer lugar se pavonean, pero los que son evaluados con una baja calificación no saben ni dónde meter la cabeza.
Seguramente los alcaldes Margarita Arellanes, de Monterrey; César Garza, de Guadalupe; César Cavazos, de Escobedo; Raymundo Flores, de Apodaca; Ugo Ruiz, de San Pedro; Rodolfo Ambriz, de Juárez; Pedro Salgado, de San Nicolás y hasta Jesús Hernández Martínez, de García, Nuevo León están analizando los números que arrojaron las encuestas.
Nuestros alcaldes saben que esas encuestas se aplican a un universo muy pequeño de la población a la que gobiernan, se trata de la opinión muy personal de los entrevistados de los que desconocemos sus fobias, su filiación política, sus gustos y hasta sus disgustos con los hombres del poder político.
Pero, lo que los alcaldes deben saber es que esa opinión publicada de los encuestados termina por convertirse en una opinión que comparten los no encuestados, creándose una pesada loza para los alcaldes.
Los alcaldes se preguntan qué deben hacer sus equipos de comunicación para evitar esas evaluaciones negativas, pero la respuesta no la van a encontrar entre sus colaboradores de imagen.
La respuesta está en sus diversas secretarías que deben proponer políticas públicas y programas mediáticos que permitan que sus alcaldes se ganen los reflectores.
Son los colaboradores de primer nivel y niveles intermedios los que deben mover gente a favor de su municipio para que sean los beneficiados de las obras los que opinen favorablemente de su alcalde.
Necesitan hacer ruido, dejarse ver, ganarse la calle y enfrentarse con acierto a las demandas de sus vecinos para recibir una buena calificación ciudadana.
Parece sencillo, pero no es así, sobre todo en tiempos en que los recursos son muy escasos y la gente demanda obras que le cuestan a su alcalde.
No basta la imaginación, en estos tiempos los municipios andan arrastrando la cobija y la pluma para solicitarle al gobernador o al presidente apoyos económicos para cumplirles a sus conciudadanos promesas que hoy están en el archivero electoral.
saaantiago@hotmail.com
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