Hoy que se supone los mexicanos fuimos bien informados sobre las plataformas y propuestas de los candidatos y partidos que buscan nuestro voto, les toca a los ciudadanos reflexionar sobre quién es la mejor opción para representarnos.
Es, lo que le llaman, “un periodo de reflexión”.
Más allá de lo sangrón que me resulta el término, debo decir que no se apega a la realidad, pues estoy seguro que estos días muy pocas personas van a estar reflexionando sobre la persona por la que depositarán su voto el próximo domingo.
Quienes ya decidieron el nombre o logotipo que van a cruzar el primero de julio, lo determinaron hace meses, y quienes no lo han hecho están en dos categorías: los que lo harán cuando tengan la boleta en la mano y los que simplemente tienen mejores cosas que hacer que acudir a emitir su sufragio.
Estas elecciones han sido calificadas como las más importantes en la historia moderna de nuestro país.
Si es así, hay que decir que muchos de sus protagonistas se quedaron cortos ante el compromiso.
Los candidatos presidenciales eligieron el ataque, la propaganda y las campañas de miedo sobre la propuesta y la discusión civilizada.
Caso más triste lo fueron los que buscan ingresar al Senado y el Congreso de la Unión.
Ellos no se dieron cuenta que los tiempos son diferentes y continuaron con sus campañitas de mitines con acarreados, canciones estridentes, miles y miles de kilos de papelitos, vasos, calcas y otros artículos que no tienen otro destino que la basura.
Quizás la única bocanada de aire fresco fueron los jóvenes, quienes decidieron tomar las calles e involucrarse directamente en la vida política nacional, con acciones tan memorables como el debate presidencial con el que le mostraron al IFE cómo se organiza uno de estos ejercicios.
Este primero de julio los mexicanos tenemos una gran prueba frente a nosotros.
Tenemos que demostrar si somos una sociedad apática, desinteresada, que prefiere que otros tomen las decisiones por nosotros, o somos una Nación activa, que más allá de sus problemas y sus gobiernos ha decidido tomar las riendas de su destino.
Es cierto, estamos ante las elecciones más importantes de la historia de México.
Los políticos se quedaron cortos ante el reto… ¿qué haremos los ciudadanos?
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