El pasado 2 de febrero el gobierno publicó en el Periódico Oficial del Estado la declaratoria de emergencia por sequía, aprobada por el Comité de Contingencias Hidrometeorológicas en su sesión del 31 de enero.
Desde hace meses ya advertíamos que el agua para consumo humano se nos estaba terminando y la ausencia de un ciclón o una tormenta que elevara los niveles de abastecimiento de las presas nos llevaría a una irremediable crisis de agua.
El futuro nos alcanzó. Oficialmente estamos en crisis, lo que no hubiera sucedido si en el 2015 se hubiese concretado el Plan Monterrey VI para traer agua de la cuenca del río Pánuco, agua que nadie aprovecha y termina derramándose en el Golfo de México.
¿Quién o quiénes son los responsables de esta crisis? Los que politizaron un tema que no es político, los que dijeron que era una obra costosa e innecesaria. Ahora vamos a conocer el costo de no tener agua.
Vivimos en una zona muy vulnerable a las sequías, ya que estamos en una zona de transición entre el desierto y el subtrópico. Eso hace que tengamos periodos de sequía prolongados.
La presa Libertad no será la solución, primero porque su tamaño no asegura el abasto suficiente y en segundo lugar, porque la cuenca del Río Bravo no está en sus mejores momentos. Lo que nos hace falta es agua para llenar a nuestras presas, no más presas, por eso, en lugar de tirar el agua del río Pánuco al mar, podríamos aprovecharla.
El sur y sureste del país sufren de frecuentes inundaciones mientras que en el norte padecemos sequías prolongadas. Es de sentido común trabajar en acueductos que en el mediano plazo puedan recuperar esos excedentes de agua y traerlos a donde se necesitan.
¿Quién o quiénes son los responsables de esta crisis?