El agua potable para consumo humano es un recurso estratégico de la mayor importancia para toda sociedad. En Nuevo León lo tenemos bien aprendido desde hace años; sin agua, no hay vida.
Con una visión de estadistas, algunos gobernadores de Nuevo león han dejado su huella con la construcción de presas para el almacenamiento del vital líquido.
Raúl Rangel Frías construyó la presa Rodrigo Gómez, mejor conocida como “La Boca”, que por muchos años dotó de suficiente agua al Monterrey de los años sesentas y setentas.
Cuando empezó a escasear el agua, Alfonso Martínez Domínguez construyó la presa Cerro Prieto, en Linares. Un sexenio después, Jorge Treviño, con el apoyo de su amigo Miguel de la Madrid Hurtado en la Presidencia de México, edificó la presa El Cuchillo, en el municipio de China.
Estos tres embalses de agua han sido, hasta hace algunos años, suficientes para calmar la sed de los nuevoleoneses de la zona metropolitana. Ya no lo son. La falta de lluvias y el crecimiento de la mancha urbana provocarán que dentro de pocas semanas se vuelva con las prácticas de racionamiento del agua que llega a nuestros hogares.
Desde tiempos de Don Alfonso Martínez se sabía que la solución definitiva para que no falte el agua en Nuevo León era traerla desde el río Pánuco, porque esa cuenca hidrológica siempre lleva mucha agua todo el año; así que en lugar de tirarla al mar se debería aprovechar para el consumo humano en nuestra entidad.
Eso quiso hacer Rodrigo Medina al conseguir una concesión en CONAGUA por 30 años para aprovechar esa agua. Han pasado 10 años, la tercera parte del tiempo, sin hacer nada, porque algunas organizaciones encabezadas por empresarios que no fueron considerados para la construcción del acueducto, enterraron el proyecto que ya había obtenido todos los permisos para llevarlo a cabo, inclusive, el de impacto ambiental.
Acusaron al gobernador de estar confabulado con grupos de la construcción poderosos, como son Carso e Higa; por lo que el anterior gobernador, Jaime Rodríguez, decidió cancelar el proyecto.
El problema fue que “El Bronco” no lo sustituyó por otro similar, porque la presa Libertad no sólo será insuficiente una vez que logren concluirla, sino que, para llenarla, se necesitan lluvias que en los últimos años han escaseado bastante en nuestra región, lo que no sucede con la cuenca hidrológica donde se ubica el río Pánuco.
La lógica dice que, si no estaban de acuerdo con las constructoras que habían obtenido la obra a través de licitaciones, se hubiesen promovido los recursos legales para volver a licitarla, pero en lugar de eso la cancelaron, con lo que se ha desperdiciado mucho tiempo y se está agotando la capacidad de abasto del vital líquido a las familias nuevoleonesas.
El costo de la obra es gigantesco, sin duda; pero mucho más costoso será dejar sin agua a la zona metropolitana de Monterrey.