No podría asegurarlo, pero tengo la sospecha de que durante los 60 y tantos años que cargo a cuestas no hubo uno solo en el que no hubiera una guerra en alguna parte del mundo. Si no en todos, sí en muchos de esos conflictos han estado involucrados Estados Unidos y/o Rusia. A pesar de eso no me he insensibilizado ante la guerra, pero sí me predispone a reconsiderarla. Pareciera que está en nuestra naturaleza, sólo que es una “naturaleza” muy “humana”. Deberíamos revisar la forma como los animales resuelven los temas de territorialidad y liderazgo. Las bestias, irracionales pero infinitamente sabias, luchan a veces a muerte, pero no lucha la manada sino sus líderes. Si es necesario que un humano mate a otro humano, debería al menos tener la valentía de verlo a los ojos. En la mente de un líder que ordena una guerra, las “bajas” son números no personas.
Si le vamos a meter seso humano a la guerra, deberíamos entender que la guerra no es una ordalía. Si desplegamos nuestra potencia bélica, el vencedor sólo demostraría que es más fuerte, no que su causa sea justa. Un general en verdad victorioso no masacra al “enemigo”, lo conquista. Para eso no se necesita fuerza sino estrategia: engañar y convencer. No descubro el hilo negro ni la punta de la madeja. Lo dijo el general Sun Wu hace siglos (Maestro Sun – Sun Tzu). Su tratado de estrategia militar es asombrosamente vigente y polisémico. Vale para la guerra, la paz, las relaciones humanas individuales y colectivas, la política, y hasta para la administración pública.
Del maestro Sun hay una anécdota que me gustaría recordar. Un día, el rey de Gongwu, antes de que China fuera un imperio unificado, mandó llamar al estratega Sun Wu y le ordenó que demostrara que podía organizar un ejército. El maestro Sun pidió que le nombrara general y lo pusiera al mando de las concubinas del rey. Con ellas formó contingentes y asignó mandos. Luego les explicó movimientos básicos, los que realiza cualquier escolta de una primaria en México. Una vez explicado, dio una orden sencilla, pero las mujeres sólo se rieron. Sun Tzu dijo que si la tropa no obedece es porque las órdenes no fueron claras. Así que vuelve a explicarlo todo, y vuelve a dar una orden. Las mujeres tampoco obedecen, sólo se ríen. Sun Tzu dice que si las órdenes fueron claras y la tropa no obedece, entonces fallan sus comandantes; manda decapitar a las concubinas-comandantes y designa otras. De nuevo da la orden y, esta vez, la “tropa” de mujeres sí obedece.
En ningún momento, el maestro Sun culpó a la tropa. Sabía que la táctica en la mente del estratega es un sueño de opio chino si no se imprime con claridad en la tropa. La generalidad del plan y sus objetivos son inútiles si no se concretan en acciones individuales, coordinadas e inteligibles. No sólo es necesario en la guerra, también en el gobierno de la tropa. Es seguro que el maestro Sun se enfrentó a situaciones menos bélicas, como el abasto de sus contingentes. El principio táctico debió ser el mismo: confianza, coordinación y claridad.
A estas horas estoy madrugando y tomando un café en ayunas, mientras espero que termine su chamba la lavadora. Es una batalla contra reloj porque a las 10 AM puede que corten el agua, puede que no, puede que quién sabe. Fastidiado y modorro, invoco al maestro Sun para revisar la estrategia estatal para la distribución de agua. El gobernador sería el general, porque aunque no sepa ni jota de Hidráulica, debe ordenar que su comandante Barragán unifique criterios con la “tropa” ciudadana y, con claridad y coordinación, cada “soldado ciudadano” aplique individualmente la estrategia para optimizar el uso del agua y lidiar con esta crisis. El objetivo del gobernador García no es repartir agua sino mantener la gobernanza; el del arquitecto Barragán es concretar el objetivo político mediante la coordinación en el uso y distribución del agua. No hay huecos en el plan, tampoco hay complejidad en su operación. Sin embargo… ¡no está funcionando! “Estamos trabajando bajo mucho estrés”, dice el arqui; “nosotros estamos sobre un lecho de flores”, digo yo.
Hay muchos tipos de usuarios del agua: perros, gatos, hámsteres, pájaros, árboles, huertos, vacas, chivas, y normalmente toman sólo lo que necesitan… Pero los usuarios racionales del agua no la usan racionalmente cuando tienen acceso, y si es que llegan a tener acceso. ¿Somos tontos o irresponsables? No lo creo. Las estrategias impuestas por Agua y Drenaje no son claras. Se asignaron días de cortes programados y variaciones en la presión del flujo, pero hubo usuarios que tuvieron cortes en días no asignados, otros recibieron agua turbia o azul, y otros que no tuvieron agua varios días. Luego se corrigió la estrategia y se “garantizó” agua para todos ¡de 4 a 10 AM! Se garantizó también agua para ninguno durante 18 horas al día. ¡De acuerdo! El horario es difícil, pero podemos adaptarnos. Nada más que, al menos al inicio, lo prometido tampoco correspondió a la realidad. El ahorro y cuidado del agua no se deja a criterio del usuario, se le involucra en ello. Los ciudadanos no obedecemos órdenes, las ejecutamos si nos benefician; no se pretenda que hagamos algo en contra de nuestros propios intereses. Entendemos la regla que dispuso AyD pero no confiamos en ella. Es de esperarse que aprovechemos cuando hay agua para excedernos en guardar reservas; no sabemos si mañana tendremos la llave y la boca secas. Y guardar agua en exceso es desperdiciarla, porque no la podemos mantener potable ni un solo día, además del riesgo de criar mosquitos o de generar alguna enfermedad gastrointestinal. No estamos preparados ni capacitados para la conservación adecuada del agua potable en casa, ni de agua en general.
¿Cuáles son las consecuencias de esta estrategia oficial más aleatoria que precisa? Pues no se ahorra agua, no se garantiza la gobernanza, y sí se llenan los bolsillos revendiéndonos NUESTRA AGUA a precio de petróleo ruso las empresas refresqueras, cerveceras y “purificadoras” de agua. A ver si a fuerza de “cacerolazos” hacen entender al gobernador que para coordinar acciones oficiales y civiles, es necesario tener comandantes capaces, claros y confiables. La anécdota que cité antes sobre el maestro Sun puede ser esclarecedora, no sólo respecto a la concreción de una estrategia, también sobre quiénes la dirigen; porque no, no confiamos en los “comandantes”, y faltan unos milímetros para tampoco confiar en el “general”. La ventaja añadida de la solución de Sun Tzu (la guillotina) es que vale para la estrategia contra la crisis hídrica, la de movilidad, la de seguridad, la política, las que se acumulen… Y las que se me olviden, porque a pesar de haberme tomado ya media jarra de café, me caigo de sueño. Además, ya tengo que ir a tender el garrero.
Pregunta ociosa: si llegara el momento en el que ninguna presa, reserva o pozo puedan abastecernos ¿el gobernador pediría a la federación que se suspendan las concesiones de agua a empresas y particulares?