Precisamente cuando al América se le avecinan un par de duelos en calidad de visitante, resalta su pobre, pero muy pobre desempeño como local. Lo mencionamos la columna anterior, el equipo capitalino no es ni con mucho la sombra de aquel cuadro poderoso que imponía respeto a cualquier rival que le tocaba visitarlo en el Estadio Azteca. Hoy, el América sufre como pocos para ganar y ha hecho de su casa una aduana que se franquea al menor impulso.
Si en este momento el equipo de Jesús Ramírez aún se mantiene peleando por los lugares de Liguilla en el Grupo Dos, mucho se debe, primero, a la mediocridad del sector del que forma parte, que es el que menos acumula de los tres del torneo, y segundo, por los puntos que ha alcanzado a rescatar como visitante, que cabe mencionar, tampoco son muchos como para estar tranquilos.
En el Azteca ni siquiera ha ganado. Vaya, no lo hace desde la última fecha del Torneo Apertura 2008, cuando venció al Monterrey, ya sin posibilidades de encontrar un lugar en la Liguilla, luego de un torneo mediocre. En el que apenas pudo sacar tres triunfos en casa, en nueve oportunidades, de las cuales, cuatro fueron derrotas.
Y si eso fue en el torneo pasado, ni qué decir del Clausura 2008. En aquella oportunidad, en el semestre, América ganó sólo dos partidos, en la que se contabiliza por ser la peor campaña de su historia. Acumuló 12 derrotas, seis de ellas en casa.
En suma, en el acumulado de 2008 y lo que va de 2009, América ha ganado cinco partidos en casa, sólo cinco, una cantidad que dista mucho de ser digna de un equipo del prestigio del cuadro americanista.
Ni siquiera con Jesús Ramírez, quien ha tenido aún poco tiempo para trabajar, América ha encontrado la manera de sumar de a tres puntos en el Azteca, apenas la semana pasada cayó de fea manera ante el San Luis.
Por eso y de momento, no les ha quedado más que aferrarse a los resultados que les favorecen fuera de casa.
Así lograron inaugurar su participación en esta campaña en Torreón y también ganaron en su visita a Tigres.
En antaño, América también se distinguió por ser complicado en cualquier plaza, incluso ahora sus resultados fuera siguen siendo pobres, pero al menos es de lo que les queda aferrarse, cuando han dado al traste con el prestigio de su estadio, el Azteca, que estaba en un lugar alto, de los más altos del futbol mexicano.
Hoy, todo eso no existe, y cada partido del América ante su afición termina con la desesperación de ver que no le alcanza, por lo que se tiene que conformar con lo que rescata fuera.
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