Desconcierta la frialdad con que el presidente López Obrador está tratando el peligro inminente y cierto del COVID 19, que donde se desborde los daños serán incalculables y a él lo derrumbará del pedestal en que lo mantiene la mayor parte del electorado. Ojalá tanta certeza en su actitud devenga de información y medidas macizas y no sólo para infundir confianza, que por otra parte tenemos que comprender que hacer sonar las alarmas ante las primeras señales de peligro sería contraproducente.
Por lo anterior, en estos momentos de peligro inminente y cierto, las medidas preventivas en cada uno de nosotros es lo más importante, las que ha venido adoptando el gobierno federal no satisfacen a todos, pero ninguna autoridad en la materia ha dicho que son insuficientes.
Entretanto, gente mezquina aprovecha la circunstancia para descargar su odio sobre AMLO, dan la impresión de que más que preocupación lo que desean fervientemente es que se desborde el virus con la peregrina intención de por fín tumbarlo.
Hay otras formas de presionar como la del ciudadano Jorge Álvarez Banderas, quien en Morelia, Michoacán, promovió un juicio de amparo ante las omisiones del presidente AMLO y ya se sabrá qué informa el gobierno federal sobre las omisiones que le reclaman, pero mientras se sabe, a darle al diario vivir y con las consabidas medidas de asepsia personal y mantener una sana distancia con todos.