He comentado en otras tribunas de opinión que el desencanto que evidentemente ha causado el presidente López Obrador en un segmento no nutre las filas de sus opositores, entre ellos los partidos políticos, en todo caso aumenta el número de indecisos y estos a su vez el de los abstencionistas.
Por lo anterior es que tanto el PAN como el PRI deben recurrir a los sociólogos, les urge saber una explicación sobre el por qué de esa reacción social. El presidente AMLO en su primer año de gobierno con todo y el cero crecimiento en la economía, y negativos resultados en seguridad pública conserva un nivel de aprobación que oscila del 60 al 70%.
Pareciera que al ciudadano le agrada el gobernante austero y de buena fe, en consecuencia, repulsa a los superfluos y también como que ya no acepta al cínico que esto último deviene de una vieja regla del sistema político mexicano: el que no tranza no avanza.
Sin embargo, al advertirse indicios de animadversiones sociales hacia el vanidoso y sinvergüenza, el cambio de conducta es obligado en quienes son así dentro del servicio público, unos para conservar el respaldo social y otros para iniciar el ascenso que los convierta en alternativa electoral.
Por lo pronto según una encuesta del periódico El Universal, el MORENA encabeza las tendencias electorales con un 36%, seguido por el PAN con 12% y el PRI con 9%, aunque este partido inició el año con un 4% y que lo cierre con 9% es un dato que resulta alentador para los priístas.
En resumen: tienen que modificar conductas y el tiempo para convertirse opción electoral.