Ivonne Álvarez García, candidata del PRI al gobierno de Nuevo León, tiene dos semanas para reaccionar con una jugada maestra que la mantenga con posibilidades de ganar las elecciones, caso contrario México podría entrar a una nueva etapa de su historia democrática con una posible victoria de un aspirante independiente. Aunque no todo está perdido para ella.
La declinación de Fernando Elizondo Barragán en favor de Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, si bien era una estrategia que estaba en el guión de las efervescentes campañas, vino a cimbrar las estructuras del Partido Revolucionario Institucional y a poner los focos todavía más rojos.
A Elizondo Barragán, proveniente de una de las familias más ricas de Nuevo León, se le puede criticar de todo, menos de haber renunciado por dinero. Porque precisamente lo que a millones de mexicanos les falta, a él le sobra.
¿Un Elizondo incongruente?, posiblemente sí, porque días antes declaraba dudar de la seriedad de “El Bronco”, pero en política también las cartas se guardan y se sacan en el mejor momento para derrotar al contrincante en el pókar.
Porque cuántas veces hemos escuchado que alcaldes o diputados cumplirán con sus mandatos, y apenas se acerca el próximo proceso electoral se olvidan de las promesas que hicieron a quienes votaron por ellos yendo por un nuevo “hueso”.
La política nacional está hasta plagada de incongruencias, y a nadie debe ofender. Ejemplo: por más de 70 años millones de mexicanos votaron por el PRI, incongruentes porque estaban sumidos en la pobreza y seguían siendo fieles a las siglas.
Más incongruencias. En el 2000 votamos por el PAN y por Fox -me incluyo-. Y de nuevo en 2006 muchos -esa vez yo no- dieron la espalda a una oportunidad de cambio con Andrés Manuel López Obrador, cuando el PAN y Fox habían decepcionado en Los Pinos.
El 7 de junio en Nuevo León pudiera ser el parte-aguas de la democracia mexicana, al menos que Álvarez García tenga los ases bajo la manga.