En marzo de 2006, durante su campaña en busca de la senaduría tamaulipeca, José Manuel Assad Montelongo registró el siguiente pronunciamiento:
“La gente está cansada de conflictos; la población quiere ver a sus representantes trabajando y construyendo una sociedad con una vida digna para todos. Ese es mi compromiso con ustedes, pagar con trabajo y ganar para trabajar más fuerte…”
Luego agregó:
“Pertenezco a una generación de priistas que predica con el ejemplo; que comprenden que política y resultados es lo que valoran los tamaulipecos y yo busco hacer mi aportación a éste Tamaulipas de hoy donde nadie es dejado en el olvido”.
Unos días antes, en Matamoros, el hoy secretario de Educación Pública había pronunciado el más imponente de sus discursos que tuvo una duración de ¡23 segundos!:
“Yo sólo voy a comprometerme con tres cosas, con ustedes: son tres los compromisos que voy a hacer aquí: trabajar por Matamoros… trabajar por Matamoros y trabajar por Matamoros”.
El desenlace de la historia es de todos conocido: el PRI perdió, por vez primera en su historia, y Assad, con todo y su filosofía de ‘trabajo, trabajo… y más trabajo’ se quedó con las ganas de ir al Senado.
El tiempo pasó y el joven Assad fue enviado a la Secretaría de Educación. Sus amigos más cercanos aseguran que, con dicha tarea, José Manuel volvía al plano estatal con la mira puesta en 2010.
Es, hasta donde sé, la Secretaría con mayor presupuesto del Estado.
Pero ¿cómo destacar?; en esta Secretaría no hay mucho espacio para la creatividad; tiene estructuras muy hechas y por ello, cada titular debe esforzarse el doble para destacar al cumplir con esta responsabilidad.
Pues hoy, José Manuel Assad, está ante una oportunidad de oro.
Varias decenas de tamaulipecos han denunciado un presunto caso de múltiple corrupción por la también presunta ‘venta’ de plazas administrativas y magisteriales.
El caso se destapó la semana anterior y como primera responsable aparece la profesora Nelly García Blanco.
Lo preocupante del caso es que desde que se ventiló públicamente el caso, el secretario de Educación se ha mostrado titubeante y con un actitud incierta.
Cuando enfrenta a la opinión pública se achica y no ha mostrado entereza para anunciar una investigación interna que ayude a contribuir con la investigación oficial de la Procuraduría.
Se ha limitado a decir que respalda el proceso jurídico del Ministerio Público pero sin estructurar un plan de emergencia hacia el interior de la dependencia que pudiera corroborar la presunta participación de funcionarios de segundo, tercer ó cuarto nivel.
Pareciera que teme que su estructura de trabajo resulte afectada o ‘salpicada’ pero eso, ante la población no le reportará ningún beneficio.
Alguien le tiene que informar a Assad que si no logra frenar la ola de dudas sobre la dependencia, el saldo de los daños en su proyecto, si es que lo tiene, será irreversible.
No se trata de que él persiga a nadie, pero sería muy bien visto que ordenará una investigación de su contraloría para conocer el estado real que guarda su dependencia.
Me dicen mis amigos editorialistas y analistas que ya en otras ocasiones se han presentado casos similares y que no ha ocurrido nada; pero lo que es cierto es que por lo menos ahora, el titular de la Secretaría bajo sospecha busca otra posición.
Assad tiene la oportunidad de su vida; es el momento de empezar a demostrar que tiene entereza y voluntad política.
EL FINAL
Se los decía la semana anterior; las cosas en el PAN no andan bien.
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