Soltar o dejar marchar resulta complicado porque nos aferramos tanto a un sentimiento o persona que llegamos a creer que es parte de nosotros. Será porque sentimos que nos une un sentimiento de identidad y pertenencia que se fusiona con nuestro miedo a perder algo que creemos tan importante.
Sin embargo, aunque no sea notorio llega un momento que nos cansarnos de que no nos valoren. Es probable que cuando nos percatamos de esto nos sintamos algo egoístas, lo cual es terrible para nuestra salud emocional.
Es común sentir que si no soportamos un poco más una situación o a ciertas personas estamos fracasando. El fundamento de este sentimiento es el miedo que nos da enfrentarnos con el vacío que la pérdida genera.
Dicho de otra forma, sentimos que si dejamos de sacrificarnos perdemos la oportunidad de construir parte de la historia emocional de nuestra vida. Y nos nos damos cuenta que estamos siendo egoístas con nosotros mismos.
Es mejor asumir nuestros errores y comenzar a evitar lo negativo en nuestra vida para conseguir incrementar el entusiasmo por la vida y nuestro bienestar. Soltar es la única manera de dejar hueco a nuestras fortalezas.
Si no te trae alegría a tu vida… SUELTA
Si no te ilumina ni te construye… SUELTA
Si permanece, pero no crece… SUELTA
Si te procura seguridad y así te evita el esfuerzo de desarrollarte… SUELTA
Si no brinda reconocimiento a tus talentos… SUELTA
Si no acaricia tu ser… SUELTA
Si no impulsa tu despegue… SUELTA
Si dice, pero no hace… SUELTA
Si no hay un lugar en su vida para ti… SUELTA
Si intenta cambiarte… SUELTA
Si se impone el ‘yo’… SUELTA
Si son más los desencuentros que los encuentros… SUELTA
Si simplemente no suma a tu vida… SUELTA
No vayas ni busques detrás de quien no te quiere, ni te demuestra afecto. Suelta. Deja ir. Mantén abierta la posibilidad de encontrar a aquellas personas que si quieren forman parte de tu vida de una manera sana. No busques, permite que te encuentren…