Cuando las circunstancias están en contra no se vale cruzarse de brazos y esperar que la tormenta pase. No. Las urgencias personales o sociales invitan a la creatividad o a buscar atajos para enfrentar toda crisis y seguir adelante con fe en el futuro.
Bien por Reynosa que, a pesar de ser sacudida por la violencia callejera de grupos en pugnas, ha encontrado salidas para no frenar la producción en las empresas, y éstas, a su vez, orientan a sus trabajadores para evitar ser víctimas de la inseguridad que se vive en todo el Estado y que se recrudece en algunas zonas fronterizas por razones estratégicas de quienes pelean el mercado y trasiego de la droga.
Bien por Reynosa que sigue viva en sus planes de proyección institucional y sus centros de trabajo y de estudio no han parado ni caído en la esclerosis laboral o escolar. La vida cotidiana está en marcha, con todo y el ambiente de terror, en ocasiones, sembrado por los enemigos de la tranquilidad.
Sí, sí hay pánico, pero no paranoia ante las amenazas negativas que atacan desde diversas fuentes. Sí, sí hay precaución, a veces excesiva, debido a la incertidumbre en las calles, centros comerciales y carreteras que convergen a Reynosa, pero no se ha paralizado la actividad productiva.
Por eso son dignos de encomio los empresarios, nacionales y trasnacionales, asentado aquí, que han tomado medidas prudentes para evitar que sus trabajadores sean víctimas de la violencia, de ahí que hayan diseñado protocolos para que su personal sepa qué hacer ante situaciones de riesgo.
Inclusive ha trascendido cómo en algunos centros especializados que manejan tracto camiones se ha buscado la forma de sacar éstos con manufacturas a fin de evitar que se afecte la productividad.
El manual entregado en la puerta a los trabajadores es una especie de protección a la gente que sirve a esas empresas pero al mismo tiempo una colaboración con la autoridad municipal, estatal y federal al señalar las principales indicaciones que todo mundo debe seguir en caso, por ejemplo, de una balacera: tirarse al suelo y no levantarse, no mirar a los delincuentes y, menos tratar de enfrentar a nadie ni sacar el teléfono celular.
Se ha puesto mucho énfasis en la recomendación primaria de mantener la calma en el piso hasta que cese cualquier tiroteo o alguno de los encargados del área de trabajo indique que ha pasado el peligro.
“Si nos toca ser agredidos o amenazados por alguno de los delincuentes durante el suceso, hay que hacer caso a sus órdenes y entregar las propias pertenencias si llegara a exigirlas, porque sólo son objetos materiales que se pueden recuperar, pero la salud no tan fácilmente y la vida nunca”, apunta uno de los instructivos.
José Luis Montero, empresario de renta de vehículos, lamenta que ante un evento de violencia, al día siguiente te quedas sin trabajo.
Y eso pega a la economía de todos, porque es un círculo que enlaza a la población en general. De ahí que los empresarios tengan como algo prioritario la seguridad, “y cuidamos al trabajador porque es el que mueve a la empresa”, afirman los gerentes de Recursos Humanos de estas compañías que se han unido para diseñar el manual respectivo.
Entonces es encomiable que Reynosa no se paralice. Que no caiga de bruces ante tantas noticias de migrantes secuestrados y operativos contra los “polleros” o ante la proclama de algunos académicos de que Tamaulipas vive un “parte de guerra” y se lamente la fuerza de los grupos del mal contra los medios de difusión masiva.
Nada debe hacer sucumbir el espíritu de lucha positiva de los pobladores entregados a su misión de trabajo, de estudio o de diversión.
Duele ser objeto de informaciones escalofriantes, pero la vida sigue. Y los pasos no pueden frenar su marcha hacia la meta de cada quien. Pero siempre con las debidas precauciones y con mucha prudencia en todo lo que se hace y donde se hace.
Discussion about this post