Acostumbrados, como estamos, a gobernantes todopoderosos que ejercen un control absoluto de las estructuras gubernamentales, no estamos familiarizados a que el gobierno se lleve a cabo de manera conjunta.
El poder Ejecutivo no es el gobierno del estado. La Constitución Política del Estado de Nuevo León señala claramente en su artículo 30 que el gobierno estatal es republicano, democrático, representativo y popular y se ejercerá por los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Es decir, el Congreso también es gobierno y tiene la responsabilidad, al igual que el Ejecutivo y el Judicial, de llevar a nuestra sociedad y al Estado cada vez a mejores niveles de eficiencia, desarrollo y crecimiento, en beneficio de todos los nuevoleoneses.
Los organismos públicos descentralizados que integran el gobierno estatal tienen personalidad jurídica y patrimonio propio, la relación de estos entes públicos con el Ejecutivo debe ser igual para con el Legislativo.
Nombrar a sus titulares por designación o a través de una convocatoria pública implica algunas diferencias importantes, porque en el primer caso, el titular del Poder Ejecutivo puede designar y remover libremente a sus titulares, además de que puede escoger a sus “cuates” o pagar favores a ciertos grupos de poder en la entidad; mientras que en el segundo caso, la designación se hace a través de una amplia convocatoria entre la sociedad, los expertos, la academia, etc., para que se propongan a las y los ciudadanos que consideren más capaces para cada cargo.
El gobernador electo Samuel Alejandro García, quien es experto en temas de derecho y legislativos, conoce personalmente los procesos de selección de servidores públicos por parte del Congreso, puesto que participó en la designación de los integrantes de la Fiscalía General de Justicia y el Sistema Estatal Anticorrupción.
Finalmente, lo que se busca es que lleguen a estas responsabilidades los mejores hombres y mujeres para que realcen su función de manera ejemplar, que elaboren una detallada planeación a corto, mediano y largo plazo y que den buenos resultados.
Con “agandalle” o sin él, ¿sería mucho pedir?