Los yucatecos tienen una frase contradictoria cuando se trata de encontrar algo, sea lo que sea.
“Lo busco, lo busco y no lo busco”.
Lo que en palabras más claras, sería, lo busco, lo busco y no lo encuentro.
Un símil sería en Tamaulipas el tema de los responsables de la muerte del estudiante de primero de secundaria, provocada por los juegos bruscos de sus compañeros.
Nuestra tendencia a buscar culpables de manera rápida que deje a la mayoría creyendo que se hace justicia, marea la mente y nos quedamos con que al castigar a alguien, ya está resuelto el conflicto.
En situaciones como las que ha vivido la sociedad tamaulipeca, y especialmente, la victorense en los últimos días, las posturas de quien habla de este caso de bullying, nos demuestra que no hay una sola verdad, ni un solo responsable por este hecho.
Aquí funcionaría lo que ejemplifica la obra “Fuenteovejuna” de Lope de Vega con la pregunta más conocida: “Quién mató al comendador?- Fuenteovejuna, señor.”
Fuenteovejuna es el nombre del pueblo, muere el comendador asesinado, y los habitantes del lugar se atribuyen todos la responsabilidad del hecho, entonces no hay a quién meter a la cárcel, puesto que todo el pueblo no podría estar encarcelado.
En Ciudad Victoria, sus habitantes no han llegado a la conclusión que de alguna manera todos son responsables de lo que sucede, aquí se trata de que alguien asuma las consecuencias de la muerte de una persona inocente.
No vaya a ser que nos salga mas caro el caldo que las albóndigas, no juzguemos a priori, que la justicia haga lo conducente, y como sociedad victorense y tamaulipeca asumamos las consecuencias de nuestra dejadez.
Pero analizando las circunstancias de la muerte del niño, de alguna manera hay corresponsabilidad en la sociedad entera, porque no hemos sabido prestar atención a las llamadas de emergencia.
Al ambiente enrarecido que lastima la mente y el cuerpo de quienes habitamos esta ciudad.
Tampoco hay que olvidar que las autoridades, en su afán de mostrar resultados rápidos a una sociedad lastimada por la indiferencia, usan este caso, primero, para desviar la atención a problemas añejos de inseguridad y violencia, y en esa intención podrían provocar un daño irreparable a personas que pudieran no ser responsables de esta situación tan lamentable como es la pérdida de un niño.
No olvidemos el pasado reciente, el “michoacanazo”, cuando Felipe Calderón mete a la cárcel a un grupo de funcionarios que por lo que guste y mande al paso del tiempo fueron liberados.
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