El corrupto Francisco García Cabeza de Vaca recibió la primera de una seria de malas noticias que, seguramente, vendrán en cascada en las próximas semanas.
Quiso regresar a la coordinación de los diputados del PAN y el Trife lo paró en seco. Pensó que los patos le tiran a las escopetas, al intentar que se diera marcha a la decisión del comité directivo estatal que decidió su destitución dentro del Congreso de Tamaulipas.
El rico de la noche a la mañana ex alcalde de Reynosa, actual diputado local, intentó medir fuerzas con la actual dirigencia, encabezada por Javier Garza de Coss, y simplemente no pudo porque los magistrados del Tribunal Electoral de la Federación no le dieron la razón a su desquiciada impugnación.
El corrupto Cabeza de Vaca alucina ser candidato a diputado federal, sea por mayoría o por la vía plurinominal, en un intento por prolongar su fuero y su carácter de intocable, extrañamente protegido por alguien dentro del Gobierno de Tamaulipas.
Porque pruebas documentales contundentes de sus raterías en perjuicio de las arcas municipales cuando fue alcalde de Reynosa, sobran y están durmiendo el sueño de los justos en la Auditoría Superior del Congreso del Estado.
Ya es momento que su propio partido ponga al corrupto político en su justa dimensión: de ser un panista que se aprovechó de su amistad con los hijos de Marta Sahagún para enlodar los principios y los valores de un partido.
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