Para Ivonne Álvarez García, no fue sencillo cerrar las heridas que hayan podido quedar tras obtener la candidatura del PRI al Gobierno de Nuevo León.
Primero porque muchos apostaban mil contra uno a que Ivonne sólo podría convocar a los aspirantes más cercanos al gobernador, Rodrigo Medina y que le sería muy complicado reunirse con la senadora Cristina Díaz Salazar, dirigente nacional de la CNOP y el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo.
Lo logró, pudo congregar a su mesa a los 11 aspirantes del PRI a la gubernatura de Nuevo León y obtener de ellos su respaldo.
Ivonne demostró talento y capacidad de diálogo y negociación en estas reuniones, que muchos analistas y medios aseguran que sólo fue para la foto.
Consensuar tiene su mérito, cerrar heridas y mantener la unidad es muy complicado en todos los partidos, sino pregunten a los aspirantes panistas que andan de la greña.
Todos los que se sentaron a la mesa con Ivonne tienen su nivel y tienen su mérito: Federico Vargas, Adrián de la Garza, Jorge Mendoza, Jorge Domene, Héctor Gutiérrez de la Garza, Marcela Guerra, Ildefonso Guajardo y Cristina Díaz.
Ivonne venció a los incrédulos, a los que creían que no podría sentarse a dialogar y pedir el apoyo a sus antiguos contrincantes.
En esa tarea estuvo sola, frente a quienes fueron adversarios; rivales de mucho respeto, experiencia y trayectoria.
Hizo la tarea y lo logró privilegiando y buscando un PRI unido, enfilado rumbo a las elecciones del 7 de junio de este año.
Los tropiezos y descalabros son el común en todos los partidos, el Partido Revolucionario Institucional tuvo su primer gran división cuando Jaime Rodríguez Calderón abandonó el barco para buscar ser candidato independiente a la gubernatura.
Le siguió Aldo Fasci, entonces líder municipal del PRI en Monterrey, aventó el arpa y salpicó con sus cuestionamientos al gobernador, Rodrigo Medina.
Más allá de la candidatura, Ivonne mostró temple, habilidad y sencillez para dar un trato de nivel a sus rivales políticos con la finalidad de alcanzar el respaldo a sus pretensiones; sus reuniones parecen dar el fruto de sus objetivos: arar juntos en pos de ganar la gubernatura.
Los priistas saben que juntos pueden ganar todo el pastel y que muchos podrán recibir su premio a la disciplina e invitar a sus colaboradores a sumarse a la campaña.
El tiempo dirá si las reuniones convocadas sellaron las heridas o si la operación requerirá de una cirugía mayor.
El proceso será difícil para los dos principales partidos porque ambos enfrentan serias divisiones, al PAN se le salieron Fernando Elizondo, hoy abanderado del Movimiento Ciudadano y Jesús María Elizondo, aspirante del partido Humanista al gobierno.
Al PRI, Jaime Rodríguez le restará una buena cantidad de votos al PRI, pero arrastrará muchos de los votos de los “renegados”, es decir, el sufragio de los votantes que acusan a todos de “ser ratas y corruptos”.
La elección es de pronóstico reservado y ganará el candidato o candidata que garantice mayor unidad y cohesión en este proceso.
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