Todo empieza y todo termina con una cuenta regresiva: cinco, cuatro, tres, dos… ¡quiú!”. Es la señal para “entrar al aire”…. No hay “antes… todo es lo que sigue.
En algunos de los programas que me ha tocado conducir en Canal 28, Layo era a la vez camarógrafo y floor manager. El estaba en comunicación con la producción, que a su vez, le marcaba los tiempos pautados para entrar, salir, ir a pausa, regresar, etc.
Y, así lo hacía: se paraba justo a un lado de su cámara, donde a pesar de las fuertes luces del set yo pudiera verlo entre la penumbra del lado donde están las cámaras. Levantaba su mano derecha y con los dedos me marcaba la cuenta regresiva y luego, señalándome con el índice, me indicaba que ya íbamos al aire.
Sí, tenemos el tiempo medido y somos esclavos del tiempo.
Hoy, las luces del set del canal están apagadas, pero se han encendido las del set celestial. Esta vez, las luces apuntaron a Layo y los ángeles operan las cámaras. El Gran Productor Universal ha marcado la pauta desde su Cabina; ha hecho la cuenta regresiva mientras Layo se prepara: “Cinco, cuatro, tres, dos,…¡quiú!”.
El cronómetro marcó el momento para ir Al Aire de la Eternidad, de acuerdo a lo que marca la programación de esta vida terrenal donde cada hora, cada minuto y cada segundo cuenta y pasa.
Así sumando más de treinta años de horas, minutos y segundos contados, Layo construyó una vida llena de amigos, compañeros, hermanos de trabajo y nos hizo como su familia. Vio pasar generaciones, vio irse a muchos y llegar a otros tantos.
Pero, así como lo hacía el con su cámara, sus recuerdos han quedado grabados, sin necesidad de editar ni un solo capítulo, porque su cariño y su lealtad fue siempre sin cortes, sin pausas, como fue la entrega con la que dio los mejores años de su vida al Sistema de Radio y Televisión de Nuevo León / Canal 28.