Ciudad Victoria, de Xico a Gattás
Denuncia por el delito de ejercicio ilícito de servicio público y/o los que resulten. Imputado: Eduardo Abraham Gattás Báez. Dirigida a la Fiscalía Especializada en combate a la Corrupción.
Y lo más morboso del asunto es que quienes comparecieron fueron, cito textual, los integrantes del R. Ayuntamiento de Ciudad Victoria, Tamaulipas para presentar una formal denuncia en contra de su alcalde, es decir con quien hace pocos meses, se pasearon por toda la ciudad para lograr el voto que les dio un muy ajustado y apretado triunfo de 68,631 de Morena contra 67,537 del PAN con Osca Almaraz, apenas 1,094 sufragios de diferencia. Desde ese triunfo tan tacaño podíamos inferir que alguien no quería al ganador.
Este triunfo mencionado en las elecciones de 2024 lo convirtió en el primer alcalde reelecto en Ciudad Victoria, una guirnalda muy marchita por la derivación a la que su pobre capacidad de operación política lo tiene encajonado con su propio Cabildo.
Miembro de Morena desde el 1 de octubre de 2021, año en que compitió contra María del Pilar Gómez Leal por el PAN, quien había sido designada alcaldesa de Victoria por el Congreso del Estado tras la renuncia de Xicoténcatl González en los últimos años del sexenio de Cabeza de Vaca. En esa elección Gattás obtuvo su primer triunfo como alcalde con 52,462 votos contra 45,612 de la panista.
Estuvo vinculado con el Partido Revolucionario Institucional, en la década de 1990 ocupó diversos cargos dentro del partido y en 1999 tomó protesta como regidor en el Cabildo del Ayuntamiento de Ciudad Victoria, cargo que ocupó hasta 2001.
Un alcalde quien fue en el pasado tan cuidadoso en su mutación de priista a morenista y tan descuidado en el presente en su calidad de presidente municipal de la 4T, visible e impenitentemente el encomio de la estupidez, como diría Erasmo.
Hoy este espécimen político nos brinda la misma emoción, el mismo horror y la misma turbia fascinación que había inflamado a lo largo de los siglos a las multitudes que corrían a presenciar crucifixiones o juicios sumarios de las masas contra su enemigo favorito, que según Joseph Goebbels siempre hacen falta a cualquier régimen.
El aún alcalde Eduardo Gattás debe saber que antropológicamente la caída en desgracia del que está más alto siempre emociona más a las multitudes, el lado oscuro de la administración pública es la envidia, unida al descontento por la propia vulgaridad que a todos nos habita, a unos más a otros menos, pero es naturaleza humana.
Todo este rapapolvo se originó el pasado 2 de octubre, cuando Gattás, ratificó a todos los funcionarios y cargos de su gabinete sin que hayan sido aprobados por el Cabildo, lo que fue considerado como una situación fuera de la legalidad. Unas cuantas luces de sintaxis jurídica elemental acompañada de menos voracidad y una mayor familiaridad con las elásticas sutilezas de los tiempos verbales habrían evitado el equívoco y la consiguiente turbulencia que el “pobre” alcalde ha tenido que soportar de su cabildo, quienes en teoría son sus propios “aliados” políticos. (El alcalde de los entrecomillados).
Su vida política es una poesía impura de épica científica, digna de un profundo estudio antropológico con un poder de ritmo, de imágenes y de sintaxis que atrapa a cualquier ser humano, sea profundo analista o superficial observador pero que lo habita el morbo con particular puntualidad.
Veremos como se resuelve este cubo de agua fría sobre el entusiasmo de ser el primer alcalde relecto de la capital tamaulipeca, una alteración cósmica meramente accidental con una continuidad indefinida de una conjunción excepcional de coincidencias intrusas en la ecuación política de “Espacio-tiempo”. El que entendió, entendió.
El tiempo hablará.