“Jorge” llegaba a su casa ese día en una colonia popular cuando dos tipos armados salían con su papá. Lo habían sacado de su casa, “levantado”, dicen en el argot policiaco. Y también se lo llevaron a él.
Unas cuadras más adelante lo soltaron. Como tenían el mismo nombre y apellido, de entrada los enviados no sabían por cuál de los dos iban.
El padre intercedió por “Jorge” porque, en efecto, nada tenía que ver. Al que buscaban era al papá.
Al día siguiente por las noticias se dieron cuenta de que una persona había sido hallada muerta a unos kilómetros de donde lo levantaron, al norte de la ciudad de Monterrey.
Temían que fuese el papá de Jorge. Y sí. Murió ejecutado con por lo menos dos impactos de bala en la cabeza.
En el anfiteatro, como hijo mayor, tuvo que acudir a reconocer el cuerpo.
Ahí mismo, en el Semefo del Hospital Universitario, le mandó hablar un ministerial estatal; habló con él dos o tres minutos. Y volvió para continuar con el papeleo y comenzar a ver lo del servicio funerario.
– Qué te dijo el policía, le pregunté.
– Nada… nada más que desde cuándo estaba desaparecido mi papá. Les dije que desde ayer en tarde.
– ¿Qué más?, ¿no te dijeron que fueras a poner la denuncia ante el MP, o que van a investigar o algo?
– No. Nada.
Así fue. Nada.
Por las características de la ejecución es posible que los señores detectives hayan sacado como conclusión que el crimen había sido cometido por sicarios de la delincuencia organizada.
Y que por lo tanto no había necesidad de investigar nada.
Debe ser el caso más velozmente resuelto.
Como en Guanajuato, “la vida no vale nada”, dijo José Alfredo.
En Nuevo León sucede algo parecido.
Te pueden secuestrar y asesinar y como lo mataron “al estilo narco”, pues damos por hecho que estaba vinculado con la delincuencia organizada, entonces nos hacemos a un lado porque “no es asunto nuestro” y lo que es peor, no es asunto de nadie.
Por supuesto, si el muerto es un coordinador responsable de la división de Inteligencia de la Agencia Estatal de Investigaciones, ahí la cosa cambia.
En ese caso ahí sí se vuelca todo el aparato de investigación para tratar de resolver un caso que, coincidentemente tiene todos los indicios de haber sido cometido por sicarios.
Cuando le preguntan al gobernador, dice que ese día él sólo hablará de futbol.
Su procurador Roberto Flores Treviño sí dio detalles del tema, sobre todo acerca de las posibles causas que llevarían a los ejecutores del médico Carlos Arturo Valle, y su escolta Alejandro Rodríguez, a victimarlos.
¿Por qué llevaba sólo un escolta, si tenía asignados ocho?
Buena pregunta…
Puede ser por la misma razón que el ex director de la Ministerial Marcelo Garza y Garza, asesinado el 5 de septiembre de 2006, tampoco llevaba escoltas; de hecho, llevaba uno, que fue el mismo que lo llamó de afuera del Centro Cultural Fátima donde estaba, para que saliera y lo asesinaran.
Dentro de las hipótesis elaboradas por la Procuraduría se encuentran precisamente golpes asestados al narco –como en su tiempo lo hizo Marcelo– por parte de la corporación estatal en la zona de San Pedro decomisando armas y drogas… y donde ocurrió el crimen, por detenerse a comprar, aunque usted no lo crea, un paquete de hojas de papel.
No lo dice con esas palabras el señor procurador pero da a entender que hacer bien su trabajo en Inteligencia le costó la vida a Valle y su escolta…
De hecho, suena hasta a mensaje encriptado.
Aunque el gobernador quiera sólo hablar de futbol en semana de Clásico regio, alguien tiene que dar cuenta de cómo y por qué la gente tiene que soportar vivir en medio de la disputa de un territorio por parte de dos cárteles.
Alguien tendría que también urgentemente, asesorarle para determinar qué decir y qué callar. El estilo franco, abierto, sin pelos en la lengua no siempre es el más indicado, pero ese es otro boleto.
En medio de una ola de asaltos y robos en transporte urbano a casa habitación, a negocio.
Todos los días aparecen víctimas de esta guerra ejecutados, decapitados, calcinados y pensamos que si cerramos los ojos y mejor volteamos a ver el Clásico de Tigres y Rayados pues no pasa nada.
Es un hecho que alguien puede robarse más de 2 millones de dólares de una empresa transportadora de valores y ese crimen jamás será resuelto.
Los podrán hallar a los ladrones, pero eso no significa que el dinero sea devuelto a sus dueños. El seguro se encargará de pagar.
La motivación será hallar a los ladrones y quitarles el dinero; pero nadie “investigará” un robo a un depósito o a la carnicería “Pacheco” de mi colonia…
Ahí no hay motivación extra, como no existía para mover un dedo y buscar a los asesinos del papá de Jorge.
El área metropolitana sigue siendo un caos, casi para donde voltees. Contaminadísima, con tráfico incontrolable, inmanejable; calles perfectamente dañadas y sin visos de un pronto arreglo; con avenidas invadidas por puesteros y “mercaditos” coto de caza de líderes sindicales que tienen tomada de alguna parte muy sensible a las autoridades desde hace muchos años; y una violencia rampante donde no sabes si puedes ser víctima de un asalto o hasta morir por las esquirlas de un granadazo en el fuego cruzado de dos bandos de narcos que se disputan la metrópoli como si fuera suya.
Y de hecho lo es… a menos que alguna autoridad opine lo contrario y no sólo opine, sino que haga algo al respecto.
rmarquez58@gmail.com
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