El pasado miércoles 9 de julio asistimos a la toma de protesta del patronato y a la presentación del proyecto del Parque Cultural Reynosa, en los amplios salones de un hotel de la zona dorada. Esa noche se dio cita lo más granado de la sociedad local y distinguidos invitados de otras ciudades del estado. Obviando la crónica de sociales, la gala merece algunos comentarios.
Al margen de los calificativos que durante el evento mereció el proyecto, y del reconocimiento del rezago que significaba para una ciudad como Reynosa el no contar hasta estas fechas con un icono urbano como lo será el Parque. La verdad es que las autoridades y los encargados de realizar el proyecto, así como la generosidad del mecenas que donó los terrenos, merecen una alta calificación.
El diseño, con la marca de Terrazas Arquitectos, pone énfasis en la ingenua alegría de los colores del zarape y una vez que se haga, constituirá sin duda un elemento de confianza para la futuridad de esta zona pujante e industriosa pero también azolada por las diversas calamidades de todos conocidas.
Y aunque el discurso insiste en asociar principalmente a la cultura con las artes. Al integrar en los hechos, la ecología, la recreación, la historia y los negocios, se comienza a revalorar a la peligrosa palabrita que abarca tanto que ya no dice nada. Don Juan Fidel Zorrilla, el ilustre historiador victorense, la resumía olísticamente con elegancia e ironía: Cultura es todo lo que el hombre agrega a Natura.
Con justicia, no hacía artificiales divisiones en el sentido positivo a negativos que tuvieran las acciones humanas, como tampoco a los artificiales y degradantes niveles de alta o baja expresión que se le atribuyen. Sino que integradas en ese todo; todas las creaciones humanas encuentran su lugar en la designación.
No hay pues, más cultos o menos cultos ni ésta tiene que ver con la erudición o la ignorancia, sino con un hecho inevitable: La especie humana es una especie creativa a la que se le da por inventar su realidad, y aunque nos hemos convertido en una plaga para Natura. Más allá del sentido que los alemanes le hayan dado al acuñarla, la cultura es la forma en que nos apropiamos de la realidad y la modificamos. Comprender esta llaneza nos puede ayudar a desfacer algunos entuertos.
En esta carrera inevitable en la que cada día somos más cultos por el simple hecho de que día tras día y generación tras generación agregamos lo mismo aciertos que tonterías, bellezas que inmundicias, actos sublimes que vergonzosos, en los que unos son los generadores y otros simplemente instrumentos o víctimas, no podemos sino celebrar que se pretenda integrar en un espacio determinado varios elementos constitutivos del concepto.
El arte es y seguirá siendo sólo otro de los elementos que como la religión, la ciencia o la política, el canibalismo, el crimen organizado, la falta de equidad social o la prostitución cargan de sentidos a la palabreja. Sin embargo, vale la pena detenerse un poco en la manifestación artística, ya que en el discurso le cuesta trabajo desligarse de su madre: La sacrosanta, ambigua y multisemántica, hasta el mutismo: Cultura, que tal… eehhhh.
Los augurios son buenos porque en Reynosa, afortunadamente, hay artistas de valía que serán los habitantes naturales del complejo, cuando menos en lo que se refiere al renglón que nos ocupa, pues aunque es beneficioso disfrutar una vez al año de espectáculos reputados como del alta calidad, la verdad es que quienes modelan y dan sentido a la “cultura artística” son las personas que contra innumerables obstáculos y contratiempos desarrollan y son fieles a esa apasionante vocación.
En ese sentido, el Parque Cultural Reynosa, con su carga de alegría y esperanza, con su potencial simbólico de fe en el futuro y con su congruencia integradora, será como se reiteró varias veces, una obra trascendente, sobre todo porque la velocidad con que habrá de realizarse la obra, revierte, también simbólicamente, el rezago en que se encontraba la ciudad en cuanto al desarrollo de la infraestructura para el disfrute de las artes y el entretenimiento.
No dejo de pensar en dos cosas, una es que una ciudad es tan sana y habitable como lo son sus espacios públicos y otra, el juramento que hacían los ciudadanos de Atenas cuando se les confería esta calidad. De entregar a las futuras generaciones una ciudad más fuerte, más grande y más hermosa y el proyecto del parque hace realidad ambos supuestos.
Sólo cabe esperar, que si bien el conjunto espera ser inaugurado con un evento político; el Quinto Informe de Gobierno del Ingeniero Eugenio Hernández Flores. Con motivo de la ocasión, se lleve también a cabo un gran evento artístico, digno de la futuridad que representa el parque en si y de la expectativa que se abre para el desarrollo de un arte local en el que para fortuna de todos, confluye la herencia genética de la inmigración, como la visión universalista y plural de ser protagonistas de la vida fronteriza.
Nota: Arturo Medellín es un hombre de letras que radica en Matamoros, Tamaulipas, donde ha sido funcionario y promotor cultural.
Discussion about this post