Al igual que sucede en el universo, en un sistema solar los planetas giran alrededor de las estrellas; así pasa en las familias donde existe un ser prodigioso en alguna disciplina; todos viven de él y para él: los consume.
Una estrella se compone principalmente de helio, como el artista de talento, se inicia gracias a la gravedad, lo que es del artista el trabajo duro y constante; lo que a uno le cuesta años, al otro, millones en crearse.
Las estrellas binarias son dos estrellas que cohabitan en el mismo sistema, sin embargo, no crecen de la misma manera que la que se encuentra siendo reina en un sistema solar, y los demás astros que coexisten a su alrededor sólo reflejan su luz, pero siguen siendo opacas.
Convivir con una estrella que goza de fama podría ser que también la fortuna es gratificante con sólo estar dentro de su vida. Son realmente interesantes por lo que para algunas personas no es problema obtener un poco de luz de éstas, pero hay otros que necesitan salir del sistema para buscarse a si mismos, encontrar sus propias pasiones y su lugar en el universo; unos lo logran, otros no.
Para ganarse un nombre propio se necesita más que talento, ya que como lo dijo la primera mujer en egresar de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional, de donde fue catedrática, Ruth Rivera, quien también apoyó el movimiento estudiantil de Tlatelolco: “Nada crece en la sombra de los grandes árboles”, pero pocos saben de ella porque para muchos fue sólo la hija del grande, Diego Rivera.
Pedro Diego, un pintor que dominó el manejo del color y tenía una inclinación por las naturalezas muertas, estudió en Europa donde era un desconocido y se le respetaba por su talento, pero al llegar a México la leyenda de su abuelo le impidió crecer al presentarlo como el nieto de Diego Rivera.
La abuela de Pedro Diego, Guadalupe Marín, le advirtió diciéndole que ya estaba encarrilado y que sólo debía ignorar los comentarios porque en México van a hacer todo lo posible para destruirte y le aconsejó seguir adelante; sin embargo, entra en depresión y hasta hoy poco sabemos de sus obras.
A Rodrigo García Barcha, un guionista, director de cine y televisión, le gusta plasmar de manera gráfica las historias, pero se considera que es un pecado ser hijo de Gabriel García Márquez y no llevar a la pantalla sus libros; hubo quien le cuestionó del tema y respondió: “Tenemos distintas obsesiones y por lo tanto, distintos temas”.
Merek Keller era cantante y bailarín polaco que prefirió dejar de lado sus talentos para dedicarse a cuidar, administrar y hacer crecer la carrera de su novio, el artista plástico Juan Soriano, a quien le cambió su vida para bien, pero su carrera artística desapareció.
Pesa ser hijo de alguien grande y para eso recomendó Carlos Fuentes: ignorar a la sociedad mexicana que sufre el síndrome del cangrejo y hacer oídos sordos, pues en su propia experiencia, mientras en Europa y Estados Unidos era un rey, en México lo quemaban en leña verde por no soportar que sobresaliera.
Tal vez Carlos Fuentes tenga razón cuando utilizó ésa fórmula, pues logró sobresalir aunque fuera también hijo de un diplomático que lo llevó a él y a su familia a conocer varios países donde vivió, razón por la que éste logró hablar de manera fluida el inglés y francés, además de ser un personaje cosmopolita.