Entre febrero y junio de este año 2021 que fenece, el gobernador del Estado, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, era objetivo de Presidencia y del Poder Legislativo. Con investigaciones federales por defraudación fiscal equiparada, delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, un juez federal giró una orden de aprehensión en su contra y fue desaforado.
Parece que la memoria de la Secretaría de Gobernación, de Presidencia y de la 4T en su conjunto es corta, pero esto pasó hace apenas unos meses.
Para la Fiscalía General de la República (FGR) no había dudas, el ejecutivo estatal local era presunto responsable de los delitos que se le imputan, mientras que para la Cámara de Diputados erigida en Jurado de Procedencia existían los elementos suficientes, pruebas, para despojarlo del fuero.
Sin embargo, bajo el manto protector de la 64 Legislatura de Tamaulipas, el entonces Congreso Local de mayoría panista rechazó el mandato de la Cámara Federal y blindó al ejecutivo para evitar que dejara su investidura y fuera a juicio.
Entonces se emprendió, y sigue, una lucha en tribunales incluyendo la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde un día gana algún recurso o logra dilatar el caso el gobernador, y otro gana la 4T en la búsqueda por que el acusado responda al juicio que, en teoría, le espera.
Evidentemente el enfrentamiento López Obrador-Cabeza de Vaca es jurídico, por los delitos que se le imputan al exalcalde reynosense, pero también es político.
Empero, el viraje que ha tenido a partir de este último mes del año el caso Cabeza de Vaca llama la atención, pues luego de haber sido considerado como un presunto criminal, desaforado, visto en prisión por los cuatroteros, ahora participa en reuniones con el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador y con el secretario de Gobernación Adán Augusto López.
Posan en fotos, que el gobernante comparte con semblante de tranquilidad.
¿Borrón y cuenta nueva? ¿Presidencia ya dobló las manos? ¿Y la justicia?
Está bien que el ejecutivo federal acceda por fin a dialogar con los opositores del Partido Acción Nacional e incluso que tenga acercamiento con la casi muerta Confederación Nacional de Gobernadores (Conago) y la equis Alianza Federalista, pero no debe olvidar que no es tapadera de nadie.
Porque hoy Cabeza de Vaca no solo proyecta seguridad, sino que más allá de eso, fiel a su estilo soberbio, allana, irrumpe, arrebata, golpea.
En el Palacio de Cobián, cerca del responsable de la política interna del país y en Tabasco, codo a codo con el Presidente, Cabeza de Vaca proyecta ser un cordero.
Pero tan pronto arriba al estado y lanza misiles anti 4T.
Aquí veta una ley y por los suyos, obliga a los tamaulipecos a pagar las placas de sus vehículos, cuando los legisladores motivados por Morena habían eximido el pago. Toma por asalto instalaciones de centros de Bienestar municipales en Nuevo Laredo y comanda un operativo para penetrar al Palacio Municipal de Reynosa, donde decomisa contribuciones municipales, bajo el argumento de que el dinero era un guardado del secretario del Ayuntamiento.
Quizás la federación desconoce como se las gasta el gobernante en su tierra.
Y cuidado, su desconocimiento los puede llevar a perder esta entidad que hoy tiene en sus manos Morena, porque si al gobernador le perdona todo lo que en principió le imputó, lo convertirá como él lo pregonó, en un perseguido político, y ya exorcizado podría hacer gobernador al “Truco” Verástegui o hasta a su hermano Ismael.