El círculo del consumismo creado por las potencias que producen millones de artículos en serie, dio paso a un proceso que vivimos de manera continua los seres humanos, sin casi darnos cuenta.
Cuando nos sentimos deprimidos, vemos la televisión y los anuncios nos motivan a comprar, eso hace que nos reanimemos y compramos y compramos.
Luego el sentimiento de culpa nos lleva a sentirnos mal otra vez, porque nos gastamos hasta lo que no tenemos y sobre todo, porque adquirimos cosas inútiles.
Entonces volvemos a agarrar fuerzas y empezamos a comprar otra vez, endeudándonos, gastándonos todo en el afán de superar la depresión por la crisis económica… y seguimos sin sentirnos satisfechos.
Ese proceso ha sido alimentado a través de muchos años, a partir de que la era industrial permitió la producción masiva de artículos de consumo, había que crear la necesidad y se elaboraron estrategias eficaces para que participemos en esa voraz e insaciable sed de comprar.
En esta época es más notorio ese proceso, obsérvese usted mismo, ¿a poco no le pasa que va con la idea de gastar “sólo lo necesario” para regalar y para la cena navideña y termina comprando más de lo que se imagina?
Que si el listoncito para el regalo, que si la bolsita que haga juego, que se me ocurre regalarle a mi comadre, sí, esa misma comadre que nunca se acuerda de usted, pero ahí va, a comprarle “un detallito”.
Y resulta que terminamos comprando lo que nos gustaría que nos regalaran a nosotros.
¿A poco no es cierto?
Ese proceso mental que termina dejándonos con las cuentas en ceros y sin un peso en el bolsillo lo vivimos continuamente, a veces no es tan grave, pero resulta muy dañino de todas formas.
Cómo parar esa vorágine, cómo ayudar a nuestros amigos y familiares, tal vez no hay más que encerrarnos a piedra y lodo, convertirnos en Grinch y decirle a todo el mundo que odiamos la navidad.
La verdad no es para tanto, más bien es conveniente llevar a cabo un ejercicio de autoayuda para evitar comprar cosas que verá la próxima navidad en su armario, porque tal vez se trate de ese detallito que decidió regalarle a su comadre y que ella, sin el menor recato decide devolvérselo el año entrante, haciéndole creer que lo compró especialmente para usted.
¿Cómo evitar todo eso?
Empiece por hacer cuentas del dinero del que dispone, haga la lista de los regalos inevitables que tendrá que comprar, destine una cantidad para cada uno. Evite caer en tentaciones y limítese a su presupuesto y ¡por favor! Trate de ahorrar aunque sea una pequeña cantidad para enero de 2009.
Ese autocontrol seguro le hará sentirse mejor.
Por cierto, ¿ya visitó las tiendas de lado mexicano y lado americano? ¡Las mercancías volaron! ¿Cuál crisis? No la vemos por ningún lado.
Mexicanos y gringos andan como locos compre y compre.
No le crean ni a Bush, ni a Obama y menos a Felipe Calderón porque las tiendas vacías muestran que la crisis sólo es un fantasma que nada más estos tres personajes tienen la capacidad de percibir.
ARTURO
Hoy es el primer informe de Díez Gutiérrez y a propósito de esto anda por estas tierras un enviado de Televisa México.
Se ve que el plan de crear figuras va en serio, los kilos se le están echando a apoyar al alcalde victorense, a ver si agarra peso de aquí a 2010.
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