No esenciales, sí necesarios. En efecto no son situaciones de vida o muerte, simplemente es de amor, de conveniencia, de consanguinidad, de convivencia, los motivos de cruzar el puente internacional son algo más que económico, es de alma, vida y corazón. Dejemos a un lado los pesos y los dólares, las frías mercancías o cosas materiales, aquí lo que vale es el sentimiento de sangre, el amor carnal. Así que el escenario y el espectáculo del ir y venir de nuestra gente por los puentes internacionales, será hermoso, de nuevo, desde hoy y ojalá que para siempre.
¡VÁMONOS RECIO!
Por una parte se reanuda la tradición y el peregrinar de esas quienes son las mejores administradoras sobre la faz de la tierra, nuestras mamis, que van por lo que les conviene, tanto a sus polluelos, como a la economía familiar. Por la otra, es el momento del tan ansiado y llorado encuentro con los nuestros, los de casa, esos que compungidos, un día y por necesidad o por amor, se separaron tantito, solo una o dos leguas (o millas) de nuestra casa, dejaron su cálido hogar, ese que les vio nacer y crecer, pues había que ir a mejorar la situación o bien, les ganó el corazón de una pochita o de un chicanito.
NUESTRA MITAD DE CORAZÓN
Invariablemente, a los de huesos no tan nuevos, sean de Nuevo Laredo o de Laredo, Texas, tenemos a la otra mitad de la “family” justo del “otro lado” (norte o sur, da igual porque no hace diferencia). Así que el ir al “otro Laredo” es algo indispensable e indivisible para alimentar el corazón y el alma de todos, sin importar en qué terruño duerman cada noche. Los viajes en uno y otro sentido vial no son algo meramente metálico, sino que van mucho más allá, algo no perceptible para los extraños, solo para los propios.
INVALUABLE E INTANGIBLE
Es algo más, ya que del otro lado del puente (allá o acá) está la otra mitad del clan. Porque un río no nos separó, sino que la división momentánea y “cerquita” fue un mero interés y entendimiento de superación, de mejores alcances, cuestión de sobrevivencia. Y hasta de amor a otra persona, de seguir a nuestra otra mitad. Pero el corazón no se ha sacado del cuerpo, ni tiene nacionalidad, como tampoco código postal, mucho menos LADA o Area Code ¡Ya nos moríamos (y no solo literal) por cruzar a ver a los nuestros!
Y MERCAR EL PIPIRÍN
Ahora que viéndolo fría y metálicamente, del lado conveniente, claro está que había que ir al mandadito, traerse la bolsa de pollo, las dos libras de arroz, cuatro de “pinto beans”, sin faltar las latas de puré de tomate, ¡y las de atún! tan socorridas ellas. Mercar la papa de Idaho, la cajita de manteca “pure lard”, el bultito o la charolita de carne molida, el galón de leche “la del tapón morado”. Y hasta una bolsa de dulces para los chamacos y si se puede, una tinita de nieve.
QUE NO CIERRE NUNCA
El papel sanitario, los rollos de servilleta, el Cloralex, las cervecitas del viejo, el cartón de sodas genéricas, la barra de pan, los pampers, el talco, los Gerber y las toallitas húmedas (para los padres más jóvenes), el “cuartito” de aceite de motor para rellenar la nave. Ya sea en carro o a pie, este ritual ¡Gracias a Dios! se volverá a vivir en los puentes entre ese Laredo único (porque no hay dos aquí). Ese trajinar de gente es la pura vida, es lo esperado por dos pueblos, la convivencia humana, el encuentro fronterizo, algo que desgraciadamente estaba contenido.
PURA PRIMADA
A Webb..o que hoy quedarán amarradas muchas carnes asadas entre los primos, desde hoy las familias de esta ciudad fronteriza (una sola) tienen atado ese compromiso de pasarla juntos más seguido. Y ya para antes o el “Día del Guajolote” se estará cocinando la primera reunión, aquí o allá. Hay que recuperar viejos tiempos, o mejor aún, tenemos que pasarle a las generaciones que vienen empujando, las tradiciones de nuestros abuelos y padres. Las recetas de la agüe, los consejos de los viejos, para que estos chamacos de ahora, los aprendan y se los graben. Pero que los escuchen de los tíos que hace mucho que no veían o incluso, de aquellos que no conocen, pero que ya quedaron en venir.
YA NO NOS DIVIDE NADIE
Caray, siempre hemos presumido que nadie como ambos Laredos, para ser hermanos, para ser uno solo, somos lo más unido, lo más sanguíneo (que no sanguinaria), lo más encarnado y “compadreada” o “comadreada” de todos los puntos fronterizos entre Mexicalpan De Las Tunas y El Gabacho. Así que desde ahora va a ver el mundo de qué estamos hechos acá. Pura materia que no hay en cualquier lado, pura entraña única, somos de carne selecta. Esta gente somos de un corazón tan fuerte y tan blando a la vez ¡Que asusta!, somos de una sangre tan pura y singular, que no la encuentran en cualquier “meat market”.