Quisiéramos escribir sólo esto: “Hoy no hay columna Derrotero en señal de duelo por el candidato y sus acompañantes asesinados, también por Tamaulipas y por México”.
Pero no, la vida debe continuar en medio de la tristeza y el desconcierto.
En Ciudad Victoria veo caras compungidas, llenas de incertidumbre, son mis compañeros reporteros y reporteras, quienes están habituados a las noticias amarillas, a la información que saca de control hasta al más controlado. Pero no a ellos, ellos siempre están ahí firmes esperando lo peor o lo mejor.
Hoy mis compañeros reporteras y reporteros son la nota.
Se les ve muy pensativos, algunos, como Roberto Aguilar Grimaldo dice que está trabajando en “shock”.
Otros hablan y recuerdan que apenas este domingo vieron y platicaron por última vez con Rodolfo.
Nos muestran fotos donde aparece como siempre sonriente.
Nosotros nos quedamos con su recuerdo en un abrazo concedido unos minutos antes de partir el viernes pasado de Nuevo Laredo a Ciudad Victoria.
Fue un abrazo prolongado e inusual, dice una de mis hermanas que se estaba despidiendo, ahora todos le buscamos una razón a la sinrazón.
Lo que más duele es que con la muerte de Rodolfo, el diputado Enrique Blackmore y el resto de las víctimas del atentado de ayer, y con el asesinato del candidato panista a alcalde de Valle Hermoso ocurrido hace algunas semanas, se abre un capítulo vergonzoso para Tamaulipas y para el país.
Desde hace meses las renuncias de candidatos a las alcaldías de varias ciudades tamaulipecas, contribuyeron a gestar un ambiente hostil que, esperemos, la muerte del candidato priista a la gubernatura sea el cierre de esa escalada de violencia.
Al ver a Ricardo Gamundi, dirigente estatal del PRI, al punto del llanto mientras contesta precipitadamente que están de luto y no han pensado en un candidato sustituto, constatamos que nada es seguro en esta vida, sólo la muerte.
Luego Eugenio muy controlado lee un mensaje donde establece su postura en el tema del candidato asesinado, su amigo entrañable.
Sale apresurado después de anunciar que llegó Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación a Tamaulipas.
Los ojos rojos, un gesto que intenta ser una sonrisa y se sube a la camioneta acompañado de Mario Ruiz Pachuca, uno de los pocos fieles que se mantienen con él hasta en estos momentos peligrosos.
Ahora viene la rebatinga, Tamaulipas es un Estado codiciado, ¿quién no querrá tener el control sobre esta entidad?
Y los tamaulipecos poco a nada tendrán en la decisión que habrá de tomarse y que marcará el camino de la entidad en los próximos seis años.
Hoy como hace unos años cuando asesinaron a Luis Donaldo Colosio, el candidato presidencial, nos estaremos preguntando si Rodolfo hubiese significado un cambio para los tamaulipecos, quienes al fin conseguirían el bienestar tan prometido y tan anhelado.
Ahora todo eso es mera especulación.
Hoy Rodolfo será enterrado con todos los honores, este domingo se supone habrá elecciones según informó el Instituto Electoral… pero los tamaulipecos ni de eso estamos seguros.
ENRIQUE BLACKMORE
¿Cómo despedir a un amigo?
Supongo que recordándolo sonriente, entusiasmado, lleno de proyectos.
Muy metido en su actividad política, feliz de estar en la primera línea de los afectos de quien tenía anunciada la victoria en las elecciones del domingo 4 de julio.
También muy contento con su familia, sus hijos, su esposa, su padre, sus hermanos.
Enrique ya no estará con nosotros en las caminatas en el estadio, ni en los desayunos de los viernes, ya no terminará la tanda que comenzamos en enero.
Pero siempre contará con quienes lo recordamos con mucho cariño.
Descanse en paz.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derroterotam
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