Ayer domingo se llevó a Cabo la Ceremonia de entrega de los Premios Oscar 2022. Cabe mencionar que el año pasado, este mismo evento registró el índice más bajo de audiencia en los últimos tiempos perdiendo un 51% en su nivel de rating. Dato curioso si consideramos que el año pasado y en plena pandemia, la gente estuvo más tiempo que nunca metida en su casa por cuarentena o simple aislamiento en prevención de contagio, viendo series, películas, documentales, cortometrajes, en tele abierta y de paga, por todos los diferentes canales posibles. Cualquiera hubiera esperado que el índice de audiencia en la Ceremonia de los Oscar del año pasado, hubiera sido la más alta de la historia, pero fue exactamente lo contrario.
Los eventos de talla mundial, como lo es una Ceremonia de entrega de Premios Oscar, implican grandes intereses económicos y su éxito depende de la cantidad de audiencia que logren generar. Una pérdida de audiencia como la del 2020, representa pérdidas multimillonarias para los organizadores, productores y patrocinadores entre otros así que seguramente, para esta edición, tuvieron que echar mano de alguna estrategia…y qué mejor que el “marketing” para despertar al dios rating del letargo en el que había caído.
El marketing es absolutamente clientelar y puede echar mano de cualquier estrategia para despertar el interés de las audiencias en un evento, persona, producto o servicio. Lo que sea sirve si cumple con el objetivo. Llámese ingenio, creatividad, asombro, admiración, escándalo, morbo, ridículo, violencia o terror…lo que sea.
Por eso en este momento no podría asegurar o decir si lo ocurrido ayer en el evento, cuando Will Smith subió al escenario y le asestó un puñetazo en la cara al conductor que “ofendía” con su presentación a la esposa de Smith, fuera algo espontáneo, orgánico y natural; o si fue algo planeado, inducido y actuado con la intención de que el desafortunado y bochornoso momento pusiera al evento en boca de todos en aras del rating. Pero sucedió: los comentarios, memes, artículos, reportajes, noticias de espectáculos y opiniones en torno al puñetazo, han sido exponencialmente más cuantiosos que los que se han expresado en torno a las obras del Séptimo Arte. Sucedió como cuando Steve Harvey, quien conducía el Certamen de Miss Universo hace algunos años, otorgara el titulo a la chica que no era la ganadora y luego se lo tuvieron que quitar.
Al parecer todos somos víctimas del marketing y del rating en mayor o menor grado, pero no podemos saber a ciencia cierta hasta qué punto. Hemos perdido ya la capacidad de saber donde termina la realidad y comienza la manipulación, o quien se presta a un juego así y quien no….Porque entre el marketing y el rating, la verdad se diluye, pero el dinero fluye.
P.D.
En mi opinión, creo que todo fue un show muy mal planeado -y hasta mal actuado (extraño en un ganador del Oscar). Ya que si observan, cuando Smith baja del escenario no se ve enojado…pero más que eso, cualquiera en su lugar (de haber sido autentica la ofensa), se hubiera levantado y abandonado el recinto junto con su esposa en un desplante de indignación, no solo contra el conductor sino también contra los organizadores del evento y los escritores del guión de un chistorete de mal gusto hacia la Sra. Smith. En el mundo del espectáculo, casi nada es espontáneo, pero el verdadero talento del actor estriba en que parezca que sí lo es.