Este conflicto social que representa el aumento al pasaje del transporte urbano, es una muy buena medida para saber de qué lado está el gobierno estatal, autoridad que regula el transporte urbano.
Si con el pueblo, los más de 200 mil usuarios o de lado de tres a siete permisionarios que detentan tal cobro, es hora de saber si la ciudadanía vale menos que el “pulpo camionero” para la autoridad estatal, encabezada por Egidio Torre Cantú.
La necesidad de transportarse de los que menos tienen, de aquellos que carecen de un coche, es entendible que les lleve a aceptar tal injusticia o imposición, de pagar un viaje a 10 y de hasta 12 pesos a las zonas más alejadas de la ciudad, donde paradójicamente es donde viven los que menos tienen dinero para subsistir.
Pero no se debe permitir tal cosa, nada de dejar indefenso al pueblo, de ninguna manera se puede ceder a que el gobierno actúe en velada complicidad con los permisionarios, para que la comunidad se auto lastime, aceptando tal incremento al pasaje del transporte urbano.
Ya se llegó la hora de hacer algo, la unión del pueblo, debe hacer la fuerza.
Si la medida de ayer, de parte de los concesionarios, consistente en cerrar sus terminales de camiones y no prestar el servicio para presionar a que todos acepten el incremento en las tarifas, entonces esto mismo, el pueblo debe aprovecharlo y presionar a su vez a tales hambreadores abusivos.
Gobierno municipal, partidos políticos, organizaciones civiles, la ciudadanía en sí, los ex alcaldes, actuales servidores públicos y los que fueron funcionarios y quieren volver a serlo y que para ello se andan promoviendo, deben organizarse e improvisar algún tipo de transporte, en camionetas, coches particulares y como sea.
ES LA HORA, PUEBLO
Ha llegado el momento de medir fuerzas, que el poder del pueblo se imponga al poder económico del permisionario, porque si los concesionarios del transporte tienen mucho dinero como para parar largo tiempo, para intentar doblegar al público usuario, este último tiene la sartén por el mango, con el gobierno municipal a su lado, implementando las medidas pertinentes de emergencia, para subsanar algo tan importante, como es el mover a la masa.
Vamos a ver de qué lado masca la iguana con el gobierno estatal de Egidio Torre Cantú, ya sabremos para qué costado se peina el Ejecutivo estatal.
NEGOCIO QUE NO DEJA, SE DEJA
Que el Gobernador les retire la concesión por los flagrantes abusos, por las faltas cometidas a las condicionantes del permiso otorgado.
O que ellos mismos de mutuo propio, los camioneros, decidan largarse de la ciudad y dar paso, oportunidad, a otros posibles inversionistas.
Dicen que no es negocio, entonces que se vayan.
Señor Gobernador, el pueblo le está observando detenidamente su proceder en este asunto, en un tema que es de gran trascendencia para la vida económica de una ciudad.
Sí, la carencia de las autopartes, del combustible, de las unidades, coberturas de salario, la inflación, la paridad del dólar, la situación económica, en fin, todos los argumentos que quieran citar los dueños de los camiones, los entendemos.
Pero ¿y el servicio, la deficiencia del mismo, las condiciones físicas de las unidades, la irregularidad en tiempos y distancias de las rutas, incluso el trato de los choferes hacia el noble usuario, dónde queda todo eso en un servicio de ocho y 10 pesos que ya cobraban hasta hace menos de una semana?
¿ECOTAXIS O NUEVOS CAMIONEROS?
El gobierno municipal ya salió a dar la cara, con el primer síndico Antonio Martínez Santoyo, como presidente de la Comisión Municipal de Transporte Urbano.
Después del “sabadazo” aplicado por los concesionarios, consistente en parar unidades para trastocar la vida del pueblo, ya salió al paso el Ayuntamiento con Antonio Martínez, este lunes se reunirá tal comisión de transporte.
Ojalá que la autonomía municipal se hiciera efectiva para actuar y ayudar a su pueblo en una situación especialmente crítica.
Porque la municipalidad puede, por los medios económicos que le confiere el pueblo y con su capacidad de organización, hacer algo extraordinario sobre lo que ocurre, quizá establecer o improvisar una ayuda más efectiva.
Que el gobierno municipal asuma la responsabilidad de regular el transporte urbano, sería un buen primer paso.
Y volviendo al problema actual, a la situación que apremia, el Cabildo no debe permitir que cunda la desesperación en el pueblo.
Costará muy caro a la economía familiar el que cada ciudadano actúe por sí mismo, buscando cómo trasladarse a sus empleos, llevar a sus hijos a las escuelas y hacer su vida diaria.
El transporte es parte importante del diario vivir de todos, que el gobierno estatal o municipal, se avoquen de inmediato a resolver esto, pero en definitiva y no nada más esta contingencia de ahora.
Quizá el Ayuntamiento investido en autoridad del transporte, debe ofrecer la oportunidad a otros inversionistas que quieran entrar al negocio de dicho servicio público, pero en condiciones justas, no abusivas como las hasta ahora impuestas por los actuales permisionarios.
Darle fuerza al Comité Municipal del Trasporte Urbano, para que se instituya en una especie de juez, de árbitro, en un mediador, entre los concesionarios y el pueblo.
¿Quizá exigir al estado -o hacer valer dicha autonomía municipal- darle entrada a ecotaxis, microbuses o combis?
El caso es que al pueblo se le tiene quedar la mejor respuesta a este problema y debe ser a la voz de ¡ya!