Cual si fuera el clásico local, desde hace tiempo, las elecciones para diversos puestos de elección popular, sobre todo las de Presidentes Municipales, Presidente de la República, pero sobre todo para Gobernador, suelen medio dividirnos bajo un mismo techo.
Brotan las divergencias.
Como si tratara de Tigres-Rayados, algunos acaso como meros simpatizantes se enfrascan en disputas que aderezan los cafés o las cheves de la carne asada, sin pasar de ahí; pero otros como hinchas, fanáticos de barras como los hooligans sin razón, defienden sus colores, a los suyos y a sus preferidos con una beligerancia que augura violencia.
Hasta la elección pasada para Gobernador, Nuevo León había sido el claro ejemplo del bipartidismo en toda la extensión de la palabra; o eras del PRI, estabas con ellos y los apoyabas; o eras del PAN, militante, afín o simpatizante.
En ese pastel de preferencias donde las tajadas grandes eran las de ellos, teníamos lugar también, los que no comulgábamos ni con los azules ni con los tricolores y la también minoría casada o afín a la izquierda, así como los abstencionistas, que a veces, incluyendo a los del voto nulo, superaban con su silencio o rechazo a los candidatos que aparecían en las boletas.
Ahora las opciones punteras no son dos. De las nueve opciones de candidatos que hoy tienen los nuevoleoneses con derecho a voto, al menos cuatro destacan en las preferencias electorales, y no sólo eso, tienen adeptos y seguidores que desde ahora se la están jugando con ellos.
Esta es la contienda más competida en la historia de Nuevo León, y puede que no ganen ni el PRI ni el PAN.
Hoy no se trata solo de la candidata oficial del priismo (del Partido Verde, Nueva Alianza y Partido Demócrata) Ivonne Álvarez o del panista Felipe de Jesús; hoy en la escena hace su aparición una candidatura ciudadana, que con todas las críticas que pueda tener, se trata de un personaje, sí, ex priista, pero que para llegar a estar en la boleta tuvo que sortear una serie de obstáculos sin el aparato y sin los recursos de un instituto político a la usanza mexicana.
Jaime Rodríguez Calderón, alias “El Bronco” es el abanderado independiente, que contrario a lo que sobre todo priistas y panistas creían, está colocado en un sitio que desde hace varios meses los mantiene preocupados.
Pero además de esta tercia de personajes plagados de claro oscuros, con defectos y virtudes, en el proceso electoral figura también el ex panista Fernando Elizondo Barragán, también como ciudadano, pero con los colores y el cobijo del pequeño Movimiento Ciudadano.
El PRD, Morena, el PT, el Partido Humanista y Cruzada Ciudadana, tienen también sus candidatos pero ninguno de ellos ha logrado sumar seguidores para albergar posibilidades. El partido Encuentro Social tenía como abanderado a Raúl Guajardo, pero éste declinó a favor de “El Bronco”.
El alto grado de competencia electoral vaticina una aceptable o alta participación ciudadana.
Pero desde hace aproximadamente un mes, la guerra sucia se ha intensificado. Quizás carentes de propuestas o de proyectos de alto impacto, o tal vez por consejo de asesores, sobre todo el PRI, el PAN y los independientes libran una guerra de lodo que por estos días estará más intensificada y con augurios de que al cierre sea encarnizada.
EL PRI no quiere dejar el poder; el PAN siente que ya le corresponde volver, y el independiente cree que es su momento.
Fernando Elizondo, del Movimiento Ciudadano es el más sensato y hasta ahora el de propuestas más a la vista, pero los posibles votantes no le alcanzan.
Lo grave de la guerra sucia del: “Ivonne, No te queremos”, “Rateros del PRI”, “Saqueadores”, “Los panistas casineros”; “Jaime el golpeador de mujeres”, “La candidata Grupera”, “El independiente represor”, y el largo etcétera, es que la división de los nuevoleoneses se intensifica cava vez más, y a veces, arrastrados por esos mensajes, principalmente videos editados con un tino para destruir y con información sesgada, despierta pasiones revanchistas.
Hasta ahora las encuestas evidencian que quien triunfe en las urnas podría hacerlo en forma no tan holgada.
Es cierto, el camino de aquí al 7 de junio no es propiamente la discusión por un clásico futbolero, es la elección de la figura que gobernará el estado, esos esperamos, durante los siguientes 6 años.
Y si los regios nos jactamos de ser la mejor afición del país, seguramente no será difícil desde ahora, evitar la confrontación, la disputa estéril y sin razón, el insulto, la amenaza, el antagonismo apasionado y violento y sobre todo la soberbia.
La democracia debe ser una fiesta colectiva, no un proceso para el encono y el peligro.
No se calienten. Los que se enojan…