E. T. The Extra-Terrestrial, 1982
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Superclásico. En sus inicios, el director Steven Spielberg colocaba un hit tras otro, con una nueva visión de la fantasía presentada a todo color, en pantalla grande y con historias entrañables.
Esta fábula familiar del acercamiento de desconocidos, para llegar a un buen entendimiento, presenta a un pequeño ser extraterrestre que, accidentalmente, queda varado en la tierra. Se hace amigo del niño Eliott (Henry Thomas) quien, junto con sus amigos, lo esconden, para evitar que lo encuentren los científicos, que saben de su existencia, pero desconocen de su paradero.
Lo que inicialmente se presenta como un encuentro accidentado entre dos seres que desconfían mutuamente, se convierte en una tierna historia de amor fraternal. Ni el extraterrestre ni el chico hablan el mismo idioma, pero se comunican con una sintonía perfecta de emociones y sentimientos, al saber que el otro tiene buenas intenciones.
La película es una gran proeza de aventuras, por los esfuerzos de los chicos por ocultar al alienígena, que es ferozmente buscado por personas que lo quieren para propósitos de ciencia, como si fuera un cobayo. La carrera es contra el tiempo, para que sus amigos regresen en la nave y él esté en la cita para abordarla.
Convertida en un clásico instantáneo, desde su estreno, la película tiene escenas inolvidables, como la de las bicicletas levitadoras, que es un categórico pronunciamiento sobre los alcances a los que puede llegar la maravillosa imaginación sin ataduras.
(G. Todas las edades)
@LucianoCamposG
